Durante tres décadas a partir de los años 60, Abdullah Saudi fue una de las más destacadas figuras en el ámbito de las finanzas a nivel mundial. Fundó el Libyan Arab Foreign Bank y el Arab Banking Corporation (Bahrain), yen 1980  fue elegido como uno de los banqueros más innovadores por los representantes del gobierno y los bancos comerciales internacionales que asisten a las reuniones del FMI y el Banco Mundial. Durante años ha recibido numerosos reconocimientos del sector, incluyendo el premio al Mejor banquero de la Asociación de Bancos de Árabes en Nueva York en 1991 y el Banquero Árabe del Año 1993 otorgado por la Unión de Bancos Árabes.

Vino a España por primera vez en 1974 para establecer el  Banco Árabe Español (actual Aresbank) y ejercer de presidente del Banco Atlántico, y en 1977 recibió la Medalla al Mérito Civil por el entonces monarca español, el rey Juan Carlos.

Su primer contacto con el golf llegó a mediados de la década de los 60, cuando fue elegido presidente de Trípoli Golf Club, aunque, curiosamente, nunca había jugado al golf. Aparte del campo de golf, el club, enclavado junto a la playa,  era además un club social, y el banquero libanés era más activo en esta otra faceta no golfística. De hecho, fue elegido presidente porque los miembros "sociales" se impusieron a los socios golfistas.

Pero la atracción del golf, como era de esperar, no tardó mucho en captarlo. Así lo recuerda: "Un día fui al campo de golf y el profesional, que estaba enseñando a varias personas, me dijo: ‘Usted es el presidente y ni siquiera sabe cómo golpear una bola con un palo de golf’. Yo le dije que estaba más acostumbrado a pelotas grandes, como la de baloncesto, no a tratar de golpear una pelotita para meterla en un pequeño hoyo. Así que dijo: 'Pruebe y vea si puede pegarla’. Y, en lugar de darle a la bola, golpeé  la arena. Así fue como me inicié en el golf.”.

En los años siguientes Libia experimentó grandes convulsiones bajo la dictadura de Gadafi. "Era un tipo que no creía en los deportes. El terreno sobre el que se enclavaba el campo de golf se distribuyó entre oficiales militares para que construyeran allí sus casas."

Abdullah Saudi se retiró de la banca en 1995 y, junto con un grupo de amigos, se convirtió en uno de los inversores que compraron Santa María Golf & Country Club. "Me pareció particularmente interesante y para mí fue algo diferente. Soy un banquero de profesión. Siempre estaba sentado al otro lado de la mesa, sin pedir dinero prestado. Yo solía prestar dinero (risas)".

–¿Cómo fueron aquellos primeros días?

–No fue un período fácil: había muchos altibajos. Eran tiempos difíciles, especialmente aquí en lo relacionado con las propiedades inmobiliarias y el golf. En realidad sólo se mejoró cuando llegó el boom de 1998. Cuando llegaron los actuales propietarios sólo había nueve hoyos y en 1995-1996 se comenzaon  a construir los segundos nueve. La casa club era la casa del propietario original de toda la zona, y estamos encantados de mantenerla porque tiene un gran carácter, y es completamente diferente a otros clubes más modernos.

Debo señalar que compramos los terrenos para desarrollos inmobiliaros más que el campo de golf. Vimos el campo de golf como complemento al proyecto, para aquellas personas que vivían en esta zona. El campo de golf nunca hubiera realmente valido la pena para los inversores, sino que se necesitaba para ser añadido como un servicio complementario para las personas que residen aquí, junto con otras características e instalaciones (Santa María también tiene una piscina, pista de bolos, pistas de tenis y pádel). Aquellos compradores de una vivienda tenían la opción prioritaria de unirse al club de golf, y se les dio un descuento en comparación con los no residentes. En aquella época no había casas por aquí, y éste fue el primer proyecto inmobiliario. Desde entonces, hemos estado vendiendo principalmente terrenos en lugar de desarrollarlos, dejando a otros los proyectos de construcción.

–Tras Santa María Golf, en Marbella se construyeron otros cinco campos de golf, así como muchos otros a lo largo de la Costa del Sol. ¿Qué efecto tuvo o ha tenidoen su club  ese aumento de ‘competencia’?

–Ha sido un período muy difícil para nosotros. Hemos tenido momentos buenos y momentos difíciles. No tenemos miedo de la competencia porque es realmente una ventaja que una zona como ésta se convierta en un destino líder de golf. Significa que tienes una gran cantidad de gente que viene a jugar al golf. Y sólo los que ofrezan un servicio al más alto van a sobrevivir y continuar.

–¿Cuáles son las principales contribuciones de Santa Maria a golf en la Costa del Sol? ¿Cuáles son sus puntos fuertes?

–Creemos que nuestro campo es uno de los mejores de la Costa del Sol, ya que ofrece todo lo que necesitan los golfistas para disfrutar de su ronda. Aquí mantenemos las tradiciones del golf, y estoy orgulloso de decir que tenemos el mejor equipo de profesionales para ofrecer un servicio excelente:  son muy amables y saben cómo tratar adecuadamente a cada persona. Y además tenemos uno de los campos mejor mantenidos en la Costa y un entorno maravilloso. Desde la parte superior del campo se divisan unas fantásticas vistas sobre el Mediterráneo.

–¿Cuántos socios tiene el club y cuál es su procedencia?

–En el año 2001 tuvimos 550, pero hoy en día hay solamente 170. Esta disminución ha sido compensada en parte por los golfistas visitantes, de "pay-and-play". Una proporción significativa de los socios, el 85 por ciento, es británica, y luego están los alemanes, noruegos y daneses. Los miembros pagan una cuota anual y pueden jugar al golf de forma ilimitada. ¡Algunos llegan a jugar hasta 200 veces al año!

–¿Cuáles han sido las principales razones de esta disminución de socios?

–En primer lugar, la economía cambiante, y el aumento del número de campos en esta parte de España. El coste de mantenimiento es muy, muy alto: el césped, el personal, el agua y todo lo demás. En términos puramente comerciales, no es rentable. Pero estamos contentos de seguir apoyando al club de golf y el mantenimiedo su calidad para el sector inmobiliario y los residentes. Estoy orgulloso de que siempre hemos mantenido un alto nivel de servicio. Si alguna vez viera que no estábamos haciendo eso, cerraría el campo. Pero esto no va a suceder, ¡por supuesto!

–¿De qué manera las autoridades oficiales encajan en esta ecuación?

Uno encuentra a veces que los gobiernos, en lugar de ayudarnos, suben los impuestos. Hace sólo unos pocos años aumentaron a los campos de golf el IVA del 11 al 21 por ciento. Cuando un golfista llega aquí y, en lugar de encontrarse jugando por un cantidad determinada, le dices que es un 21 por ciento más, es un montón de dinero. Las autoridades afirman que quieren fomentar el golf, pero sus hechos y acciones no siempre ayudan. Hacemos hincapié en que el golf es una actividad deportiva, no una empresa comercial. Nos gustaría que reconocieran que el campo no es para nosotros un actividad comercial, sino complementaria, algo necesario para beneficio de todo el proyecto inmobiliario.

Las autoridades no son consecuentes, especialmente cuando se trata de planificación y desarrollo, y esto molesta a los inversores porque no saben qué hacer. Se hacen planes urbanísticos y luego un nuevo alcalde o un nuevo gobierno viene y los cancela y prepara un nuevo plan.

–Marbella es uno de los destinos de golf más reconocidos de Europa, y la joya de la corona del golf español; de hecho, el municipio con mayor número de campos en España. ¿Cómo ha observado su evolución durante los últimos 25 años? ¿De qué manera ha mejorado y cuáles han sido algunas de las desventajas?

–La infraestructura ha mejorado considerablemente, en especial la carretera principal, y también hay más visitantes y residentes del más alto poder adquisitivo, lo cual es bueno para el golf. En el lado negativo, los problemas burocráticos que he mencionado antes.

 –¿Y el futuro?

–La crisis no ha terminado todavía, sobre todo en el sector financiero. Los bancos siguen sufriendo porque han financiado muchos de los proyectos y no han recuperado todo su dinero. Esto tomará algún tiempo. Por supuesto, no afecta sólo a España, ya que la mayor parte de Europa ha estado pasando por momentos difíciles. Si se compara en este momento, España lo está haciendo mejor que Grecia, Italia y otros países, pero todavía se tienen que corregir algunos de los viejos errores.

La Costa del Sol ha tenido un aumento significativo de turistas este verano, pero no tanto de golfistas, ya que la mayoría de los visitantes vienen en busca de playa o visitas turísticas. La temporada alta de golf comienza ahora en otoño, así que creo que vamos a ver una cierta mejora. Si el euro se vuelve más débil, quizá más nuevos ricos vengan aquí a jugar al golf.

–¿Y específicamente para Santa María? Durante los próximos cinco años, por ejemplo, en el período previo al 30 aniversario del club...

–Sin duda, mantener la calidad y la esperanza de que las cosas mejoren. Creo que la mejora vendrá, tal vez para las generaciones futuras, si no para nosotros. Habrá un crecimiento continuo, nadie puede detener eso, pero la pregunta es cómo va a afectar al golf.

–Hace varios años el ayuntamiento revocó su aprobación inicial de nueve hoyos adicionales para Santa María (27 en total) y un campo de prácticas. ¿Intentarán recuperar ese proyecto?

–Si se recalifica el suelo ahí, sí lo haremos. Es parte de nuestro plan. Ya nos gastamos en su día  tres millones de euros para construir una carretera hasta allí, y luego nos dijeron que estábamos matando insectos y que ellos querían protegerlos.

–Al margen del golf, ¿tienen más terrenos disponibles para su desarrollo inmobiliario?

–Todo el proyecto de Santa María abarca 500 hectáreas, de las cuales 250 están clasificadas como suelo rústico. A menos que haya un boom y el Ayuntamiento crea que hace falta más suelo para desarrollo inmobiliario, es probable que lo dejan calificado como rústico. Pero tal vez llegue un momento en el futuro en que nos autoricen una parte para desarrollo inmobilario, el 20 por ciento, por ejemplo.

–Por último, ¿cómo va su golf?

–Estos días una lesión en el tendón del hombro me impide jugar, ¡y también me estoy haciendo viejo (risas)! Pero todavía estoy totalmente comprometido con mi Trofeo del Presidente, que celebró su décimo año en septiembre junto con la cena para socios y sus familias por el 25 aniversario del club.