Es considerado por muchos como el mejor golfista de todos los tiempos, cuestión delicada debido a los grandes jugadores que han existido en este deporte, pero sin duda ha sido el jugador a tiempo parcial que más éxitos ha cosechado. Lo de tiempo parcial viene porque Bobby Jones sólo jugaba al golf del máximo nivel durante tres meses al año, viajando a los grandes torneos durante el verano. Nadie hubiese dado un centavo por el futuro deportivo de aquel escuchimizado y enfermizo niño nacido en Atlanta en 1902 que hasta que cumplió 5 años fue incapaz de tomar alimentos sólidos. Hijo de un abogado de Atlanta, Robert Tyre Jones tuvo la suerte de que cuando tenía 6 años su familia se mudó a una casa cerca del East Lake Country Club, donde el joven Bobby empezó a practicar deportes, sobre todo béisbol y golf, y a desarrollarse por fin físicamente en condiciones.

La intrínseca habilidad de Jones con el golf se puso de manifiesto desde el principio y prueba de ello es que nunca recibió clases, aprendiendo su swing fijándose en cómo lo hacía el profesional del citado club. Jones desarrolló un swing natural y fluido que se convertiría en su sello personal con el tiempo.

Animado por su progenitor, Bobby comenzó a competir y, con sólo 6 años, ganó su primer torneo, contra otros tres niños en East Lake. A los 9 años se adjudicó el título junior en el Atlanta Athletic Club derrotando a un rival de 16 años. Tras varios títulos más, Jones se convirtió más tarde, con 14 años, en el más joven jugador en clasificarse y jugar el US Amateur Championship. Aunque no ganó, causó una gran sensación.

El futuro se presentaba prometedor para el joven Jones, pero la racha victoriosa no continuó como se preveía. El problema era seguramente su excesiva juventud, una personalidad no formada y la tremenda presión que sufría por las expectativas tan grandes que la gente había puesto en él. Jones era un gran perfeccionista con su juego y era tanta la presión a la que él mismo se sometía que en algún torneo llegó a perder varios kilos de peso por culpa del estrés. Su mal genio en el campo fue también otra de sus cualidades y no era raro verle tirar con furia sus palos durante los torneos. Ese mal carácter tuvo su punto álgido en 1921 durante el Open Británico donde, frustrado con su juego, levantó la bola y abandonó el campo en plena competición. Tenía sólo 19 años.

Jones vivió dos etapas bien diferenciadas en el ámbito deportivo. La primera abarcó desde los 14 hasta los 21 años, y la segunda, desde los 21 a los 28. Esta última fue sin duda la de su gran esplendor, cuando llegarían sus triunfos en el Grand Slam.

En el US Open de 1923 llegaría por fin su tan esperado triunfo en un grande, en la que sería su décima participación en un torneo del Grand Slam. Bobby llegó a la última jornada con una ventaja de tres golpes, pero sus rentas se perdieron al finalizar su ronda con dos bogeys y un doble bogey. Tras salir del green del 18, dijo: “No he terminado como un campeón, sino como un perro amarillo”. Cuando Bobby Cruickshank embocó birdie en el último hoyo, hubo que dirimir el triunfo a un play-off a 18 hoyos el día siguiente. Tras llegar empatados al último, Jones pegó un segundo golpe de 180 metros con hierro 2 que dejó la bola a dos metros de bandera. Así se forjó su primer triunfo en el Grand Slam.

Ahí empezó su buena racha. Desde 1923 a 1930, Jones jugó 21 campeonatos del Grand Slam y se adjudicó la victoria en nada menos que en 13 de ellos. Su brillante palmarés culminó en 1930, cuando ganó el Grand Slam al completo, que por aquel entonces estaba compuesto por el US Open, el US Amateur, el British Open y el British Amateur. El US Open lo ganó en 1923, 29 y 30. El Open Británico se lo adjudicó en los años 1926, 27 y 30. En el US Amateur venció en 1924, 25, 27, 28 y 30, y el British Amateur lo conquistó en 1930.

Y fue entonces cuando, con tan sólo 28 años, un mes después de haber ganado el Grand Slam y estando en la cúspide de su carrera, Jones se retiró del golf de alta competición y se dedicó a otros menesteres, también relacionados con este deporte. La verdad es que Jones no era un jugador asimilable a ninguno otro de su categoría, ya que solía jugar únicamente unas 80 rondas al año, dedicando tan sólo unos tres meses a viajar y jugar competiciones.

Bobby, tras haber contribuido de manera formidable al deporte del golf como jugador, quiso demostrar su genialidad en otros campos golfísticos, y para ello ejerció de profesor, escritor y diseñador de campos. Fue el pionero en filmar películas educativas de golf (“Cómo juego al golf”), en un trabajo encargado por la Warner Brothers.

Jones también asesoró a la compañía Spalding en el diseño de palos de golf, ya que, como jugador, siempre había trabajado estrechamente con los fabricantes a la hora de diseñar su propios palos. Tras rechazar más de 200 palos diferentes, Jones dio su aprobación finalmente a un juego de palos que le satisfizo. Los palos tenían una varilla de acero, diseño que reemplazaría rápidamente a los de madera que Jones usaba. Cada palo fue denominado con un número en vez de los antiguos nombre escoceses que se usaban hasta entonces. Esa innovación se convirtió muy pronto en el estándar de los fabricantes y permanece así todavía.

Sin embargo, el legado más conocido y reconocido de Jones es sin duda su contribución a la creación del Augusta National, cuna del Masters y quizá el mejor campo de golf del mundo.

En 1942, con 40 años, ejerció como capitán del ejército norteamericano en la Segunda Guerra Mundial, participando posteriormente en el desembarco de Normandía.

En 1948 llegó el golpe más duro para Jones: le fue diagnosticada una rara enfermedad del sistema nervioso central y nunca más pudo jugar al golf. Sufría de fuertes dolores en la espalda y el cuello y las pruebas médicas demostraron que tenía crecimientos óseos en tres vértebras cervicales. Jones se vio obligado en un principio a caminar ayudándose de un bastón, luego usó muletas y finalmente pasó los últimos años de su vida postrado en una silla de ruedas, aunque siguió ejerciendo de anfitrión del Masters de Augusta. Tras 22 años sufriendo dolores de distinta intensidad, murió el 18 de diciembre de 1971 a la edad de 69 años. En 1974 su nombre se incluyó en el Hall Mundial de la Fama del Golf.

Jones consideraba que el secreto del golf radicaba en “convertir tres golpes en dos” y decía que el golf de alta competición se juega principalmente “en un campo de cinco pulgadas y media: el espacio que hay entre tus orejas”.