Es sin género de duda el campo de golf español más conocido y merecidamente elogiado en todo el mundo. Y la verdad es que hay muchas razones para ello, aunque se podrían resumir en tres: el diseño del mítico arquitecto Robert Trent Jones, un mantenimiento que roza la perfección y una historia deportiva, forjada en las tres últimas décadas, que muy pocos clubes en el planeta pueden exhibir.

De este campo se pueden destacar muchas cosas que le permiten mantener el estatus del que aun no ha sido desbancado. Además del diseño, realizado en lo mejor de su madurez por uno de los arquitectos más prestigiosos del mundo sobre una finca espectacular y con un recorrido variadísimo, hay que resaltar especialmente su mantenimiento, porque es en ese aspecto donde Valderrama comenzó a forjar su prestigio y marcó el camino que desde entonces seguiría el golf europeo. En su momento los niveles de exigencia que se impuso este campo y que aun mantiene fue una absoluta novedad en el Viejo Continente. Algo innovador en su época.

Hasta entonces –finales de los ochenta, principios de los noventa– no se había visto nada igual, y eso hizo que Valderrama se convirtiese en referente para otros campos europeos y que a partir de entonces todos procurasen buscar la excelencia en cuanto a “manicura” y presentación del terreno de juego se refiere: calles y greenes del club gaditano se convirtieron en el ejemplo a imitar por todos.

Esto, no obstante, era ya habitual en Estados Unidos. El Augusta National –aunque había muchos más– era seguramente el ejemplo más significativo, y fue posiblemente la inspiración para que Jaime Ortiz-Patiño tratase de convertir Valderrama en lo que llegó a ser con el paso del tiemo: el el campo de golf español más famoso del mundo.

Un buen nivel de mantenimiento, como el del Real Club Valderrama, se basa en tres elementos fundamentales. Primero, por supuesto, en el conocimiento de lo que se está haciendo, del césped sobre el que se trabaja. Hay que tener una base académica para poder lograr resultados óptimos en su cuidado. Luego, hay que contar con el personal adecuado, tanto en número como en formación; y finalmente hay que tener la maquinaria precisa y bien “engrasada” para poder trabajar.

Todos estos requisitos se cumplen y se han cumplido siempre en este campo que se abrió al público en 1974 con el nombre de Las Aves.

Cuando el campo fue adquirido, en  1985, por Jaime Ortiz-Patiño, este exitoso empresario que tanto hizo por el golf español, llamó de nuevo a Robert Trent Jones para que rediseñara el recorrido. Tras esta segunda intervención, el norteamericano siempre consideró a Valderrama como uno de sus grandes trabajos; y cuando se instauró la filosofía de llevar el mantenimiento a su máximo nivel, aun se acentuó más la devoción por su obra en el sur de España, que visitaría con frecuencia.

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CURRICULUM DE INFARTO

Los grandes campos del mundo basan parte de su prestigio en que en ellos se han celebrado grandes eventos, y en esto Valderrama apenas es superado por algún campo de las Islas Británicas, por ninguno del Continente.

Ni Augusta, ni Pebble Beach, ni otros campos de renombre serían lo que son hoy si en ellos no se hubiesen jugado los torneos que han acogido.

Las grandes competiciones de profesionales, en las que participan los mejores jugadores del mundo, sirven para que el prestigio del campo aumente, sobre todo si son televisadas y seguidas por millones de espectadores que pueden apreciar y ver el terreno de juego hasta en sus más mínimos detalles.

El Volvo Masters fue el primero de los grandes torneos que acogería el club gaditano, y su asociación con Valderrama fue plenamente satisfactoria para ambas partes y la base sobre la que se asentaría el mito de este campo.

Aquel torneo fue también pionero en el Viejo Continente por muchos aspectos, y no solo por ser la competición con la que se cerraba el Circuito Europeo con grandes premios. Lo fue también por cómo se gestionaba el torneo.

Otra vez la palabra clave es “excelencia”. No se hacía nada igual en Europa entonces y, al igual que el campo, sirvió de referente para todos.

El gasto en logística, su rigurosidad organizativa, el trato que se prestaba a los invitados, a los jugadores... todo contribuyó a forjar la magnifica imagen del torneo y a que fuese el ejemplo a seguir.

Si a esto se une que desde el principio el campo se presentaba con unas condiciones muy parecidas a las de Augusta se entiende el enorme nivel que logró el evento.

Fueron dieciséis los Volvo Masters que se disputaron aquí, en dos etapas, del 89 al 96 y del 2002 a 2008. Una de las grandes aportaciones fue que, desde la primera edicion y hasta la última, el torneo contó con un diario propio que siempre realizó Andalucía Golf. Nunca hasta entonces se había hecho esto en el mundo y luego en muy raras ocasiones.

Entre 1996 y 2002 se jugaron dos Campeonatos del Mundo Amex, y el torneo que definitivamente elevó el campo a la categoría de leyenda: la Ryder Cup de 1997. Esto fue el gran chispazo que puso a Valderrama definitivamente en el mapa del golf mundial.

Si el Volvo Masters había convertido a este club costasoleño en el más prestigioso de Europa continental, la Ryder Cup lo situó definitivamente en un nivel netamente superior.

De hecho Valderrama es de las marcas europeas más conocidas que hay en Estados Unidos relacionadas con el golf. Cualquier norteamericano aficionado al golf la reconoce y aprecia.

Y esto es algo muy difícil de conseguir; solo se logra a base de hacer un buen trabajo, pulir mucho el producto y ser muy exigente.

Tras haber acogido, en 2007, la postrera edición del Volvo Masters, el Real Club Valderrama ha sido escenario de competiciones de gran nivel deportivo como el Open de España y el Andalucía Valderrama Masters.

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CLUB INTERNACIONAL

A Valderrama también lo define su masa social, muy internacional y, sin duda, de alto nivel. Esto es algo conocido. El club cuenta con unas 40 nacionalidades entre sus socios y es visitado por golfistas de todo el mundo. No es muy normal en un club español una variedad tan grande en la procedencia de sus socios. Y ésa es una de sus grandes riquezas. Que gentes de tan diversos países quieran pertenecer a una entidad tan alejada, a veces, de su lugar de residencia, solo puede deberse a una cosa: el enorme prestigio mundial que tiene el Real Club  Valderrama.

Puede haber personas a las que viviendo en Estados Unidos, por ejemplo, y que vienen una sola vez al año, la experiencia de jugar en este campo les compense hacerse socio. Es un campo que sigue siendo objeto de deseo para cualquier golfista que visita España. Por eso se sigue manteniendo la política de de destinar dos horas al día para dar salidas a los visitantes.

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MOTOR DE SOTOGRANDE

Otro aspecto nada desdeñable, y muy a tener en cuenta, es que el club ha sido indudablemente un motor económico de la zona, de todo el entorno de Sotogrande.

Por supuesto que esta urbanización es y era muy conocida, que es un resort de altísimo nivel, que no hay nada parecido en Europa, pero está muy claro que, sobre todo a raíz de la Ryder Cup,  Sotogrande despegó como marca por la influencia de Valderrama.

En cuanto a las viviendas en el entorno del campo, ninguna de ellas afecta al juego. El campo está “muy protegido” por la vegetación y por los generosos márgenes que se dejaron en su construcción. Y esto también es un lujo ahora. Jugando apenas se ve una casa.

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NIVEL DE EXCELENCIA

En 2012, bajo la presidencia de Nuno Alberto de Brito e Cunha, Visconde de Pereira Machado, y la gerencia de Javier Reviriego, el Real Club Valderrama acometió un ambicioso plan de inversiones para elevar aún más el nivel de excelencia del campo. El plan conllevó la implantación de un sistema de riego electrónico con más de 2.500 aspersores, una serie de reformas agronómicas, principalmente en los greenes y sus alrededores y en los bunkers, y mejoras estéticas, con renovacion los caminos de buggys entre otras cosas. También fue impactante la creación de una espléndida nueva zona de juego corto y la remodelación íntegra del driving range. 

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LA VISIÓN DEL DIRECTOR

“Lo primero que salta a la vista”, dice el director general del club, Javier Reviriego Bóveda, “es la belleza tanto del campo, con su espléndido alcornocal, como del entorno natural, enmarcado entre el mar y la montaña.”.

A su ubicación privilegiada se une la calidad del diseño, obra de uno de los mejores arquitectos de golf de la historia, Robert Trent Jones, y un extraordinario mantenimiento del campo, “con calles y greenes impecables”, apostilla.

A todo ello se añade un factor de gran importancia que ha contribuido a la grandeza del Real Club Valderrama: su espectacular  historial como sede de grandes torneos, “que nos han hecho un campo de referencia no sólo en España sino en todo el mundo”, conluye su director general.

Reviriego estudió Bussines Administration en Estados Unidos con una beca de golf, luego cursó un Master en Gestión de Campos y durante seis años aparcó sus conocimientos para dedicarse al golf profesional. Durante esa época compaginaba la competición con la enseñanza en el Real Club de Golf de Sotogrande. Su primer trabajo como director de un campo de golf  le llevó a Fuerteventura,  y posteriormente dirigió Finca Cortesín, donde permaneció cinco años antes de ser fichado, en 2011, por el club más emblemático de España: Valderrama.

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CURIOSIDADES SOBRE TORNEOS EN VALDERRAMA

• EL FANTASMAL TOPO DE SEVE

En el Volvo Máster de 1994 Seve acarició la victoria en Valderrama. En el hoyo 18 de la última jornada, una mala salida hacia la derecha mandó su bola tras un árbol y sobre una supuesta ‘topera’. El árbitro no concedió a Ballesteros un alivio sin penalidad al considerar que no se trataba de una madriguera creada por un topo. Seve no pudo salvar el par y le costó el torneo, que se adjudicó Langer.

• EL CABREO DE TIGER

Aunque acabaría ganando, Tiger Woods se fue con un gran enfado por culpa del hoyo 17 en el Campeonato del Mundo American Express de 1999. Llegó el domingo a ese hoyo, par 5, con tres golpes de ventaja sobre Miguel Ángel Jiménez. Su approach dejó la bola en el green, pero su exagerada pendiente no retuvo la bola, que acabo rodando hasta el estanque. Penalización, nuevo golpe y se repite la historia: al agua de nuevo. La cara de Tiger era un poema. En su tarjeta, triple bogey. En el 18 Jiménez pudo haber hecho historia, pero se embarró con un bogey, y ya en el desempate Tiger no perdonó.

• INUSUAL TRIUNFO COMPARTIDO

El escocés Colin Montgomerie fue el gran dominador de la Orden de Mérito europea en los años 90 con ocho victorias y, junto a Langer, el que más triunfos (2) había logrado en Valderrama hasta los 3 de Sergio García. En la edición del Andalucía Másters de 2002 compartió entorchado junto al alemán al llegar la oscuridad al trazado en el segundo hoyo de desempate y no querer aplazarlo al lunes.

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VETO A CLINTON

El que fuera demiurgo y presidente del famoso club gaditano, Jaime Ortiz-Patiño, no dejó al ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton jugar al golf en Valderrama, ya que no podía garantizarse la seguridad del mandatario. Así lo aseguró en una entrevista que se le hizo en 2008 con motivo de un homenaje que le rindió el Patronato de Turismo de la Costa del Sol por su contribución al golf en la zona.  “Que juegue donde hay un ejército al lado de él, pero no en Valderrama”, dijo Ortiz-Patiño.