Comparten, con siete triunfos cada uno, la séptima plaza en el ranking de ganadores de grandes. Son los estadounidenses Juli Inkster y Arnold Palmer.

Fue Palmer el primero en ganar un millón de dólares en premios y cuatro Masters de Augusta. Era un golfista fuera de serie y, sobre todo, muy popular. Su gran carisma hizo de él uno de los deportistas más famosos de Estados Unidos e influyó decisivamente en el gran crecimiento del golf en ese país. Se fue para siempre en 2016 a los 87 años tras una vida plena de éxitos y reconocimiento de todo el mundo del golf.

También conocido como El Rey o simplemente Arnie, este carismático jugador nació el 10 de septiembre de 1929 en Youngstown, Pensilvania, Estados Unidos. Se inició en el mundo del golf con tan sólo 3 años de edad de la mano de su padre, que era greenkeeper. Enseguida se vieron los frutos de   su envidiable pericia con los palos de golf y como amateur ganó cinco West Penn Amateur Championships. A pesar de su espléndida proyección en este deporte, dejó el golf durante varios años cuando decidió enrolarse en la Guardia Costera de su país. Retornó al golf competitivo a principios de la década de los años 50.

En 1954 protagonizó su más importante victoria amateur, la del Campeonato de Estados Unidos. Tenía claro por dónde debía encaminar su futuro laboral y tan sólo cinco meses más tarde se hizo golfista profesional.

Tras un par de temporadas de asentamiento en el Circuito, la de 1957 fue su primera gran temporada, ya que consiguió,    al sumar cuatro, el mayor número de victorias. Al año siguiente llegaría la primer victoria de Arnold Palmer en el Grand Slam, al imponerse en el Masters de Augusta, torneo que ganaría en tres ocasiones más (1960, 1962 y 1964).

Su juego agresivo, su característico swing y su aspecto de actor hollywoodense le convirtieron pronto en una estrella mediática. Su carisma y atractivo para la televisión en los primeros años en que este nuevo medio de comunicación empezaba a popularizarse propició un enorme desarrollo del golf y un gran aumento de las ganancias de los golfistas profesionales.

La temporada de 1960 le fue especialmente propicia, ya que ganó ocho torneos, incluyendo dos majors, el Masters de Augusta y el US Open. El de 1962 también sería un año especial para Palmer, ya que se impuso de nuevo en ocho competiciones, incluyendo de nuevo dos majors, en esta ocasión el Masters y el Open Británico, torneo que había ganado por primera vez la temporada anterior. Como no podía ser de otra manera, Palmer fue designado Jugador del Año del PGA Tour de 1960 y 1962.

A lo largo de su dilatada y exitosa carrera como golfista profesional, El Rey ganó siete majors, concentrados entre los años 1958 y 1964: cuatro Masters (fue el primero en ganar cuatro   veces ese torneo), dos Open Británicos y un Open de Estados Unidos. Entre 1957 y 1963, Palmer lideró cinco veces la lista de victorias del Circuito Americano y cuatro el ranking de ganancias.

En 1968 se había convertido en el primer jugador de golf que ganaba más de un millón de dólares en premios en los torneos del Professional Golf Association Tour, el Circuito de Estados Unidos.

Su último gran año en el Tour USA fue el de 1971, temporada en la que ganó cinco torneos. La última de sus 62 grandes victorias profesionales acaeció en 1973, aunque su popularidad nunca llegó a decrecer entre los aficionados a este deporte.

En 1980 se integró en el Tour Senior y de nuevo su carismática presencia ayudó a popularizar más ese circuito. Los éxitos llegarían pronto, ya que en su primera temporada ganó el Campeonato de Estados Unidos y al año siguiente se imponía en el Senior Open de Estados Unidos. En total ganó diez torneos en el Circuito Senior.

En la Ryder Cup su experiencia tuvo carácter doble, ya que fue jugador en siete ocasiones y capitán en dos, la última en 1975.

Palmer pudo mantener su popularidad gracias a la publicidad de productos comerciales y se estableció en el mundo de los negocios con su propia compañía, Arnold Palmer Enterprises, un emporio que incluía academias de golf y empresas de organización de torneos, de gestión de campos de golf, de material deportivo o de ropa. Fue el cofundador de The Golf Channel. Su prolija actividad empresarial le convirtió en uno de los deportistas más acaudalados.

Entre los múltiples reconocimientos al mérito deportivo que recibió a lo largo de su dilatada vida, destaca su elección, en 1974, para formar parte del Salón de la Fama Mundial del Golf.

JULI INKSTER

Nacida en Santa Cruz, California, el 24 de junio de 1960, Juli Inkster es uno de los grandes nombres de la historia moderna de golf. Así lo atestiguan sus 31 victorias en el LPGA Tour, sus siete grandes, sus tres Campeonatos del Mundo, sus dos triunfos en el Ladies European Tour, sus ocho en otros circuitos profesionales, sus nueve participaciones en la Solheim Cup…

Los logros de Inkster como amateur son casi por sí solos merecedores del lugar que ocupa en el Salón Mundial de la Fama del Golf. Aprendió a jugar a este deporte en un club en el norte de California, donde practicaba todos los días antes y después del colegio. Al igual que muchos de los jóvenes de su edad, solicitó un trabajo en el campo de golf para obtener privilegios de juego adicionales y comenzó a aparcar carritos y recoger bolas antes de trabajar como dependienta del proshop. Allí fue donde conoció a su futuro esposo, Brian, un golfista profesional que reconoció el potencial sin explotar de Juli.

Inkster demostró su inconmensurable talento cuando se anotó tres victorias consecutivas en el U.S. Women’s Amateur, entre 1980 y 1982. “Cuando ahora miro hacia atrás, no sé cómo conseguí ganar tres seguidos”, dijo Inkster. “Probablemente sea mi mejor logro como golfista, ya sea profesional o amateur”, comentó sobre su triple triunfo amateur. Antes de convertirse en profesional, también ganó el California Amateur de 1981, representó a Estados Unidos en el equipo de la Curtis Cup en 1982 y fue jugadora del equipo All-America cuatro años por la Universidad San José State.

Inkster se graduó en el LPGA Tour en 1983 y ganó su primer título rápidamente, en su quinto torneo. Se convirtió en la primera jugadora del Circuito Americano Femenino en ganar dos grandes en una temporada, la de 1984: el Nabisco Dinah Shore y el Du Maurier Classic. De repente se convirtió en la joven estrella más brillante del golf femenino.

Inkster ganó con asiduidad durante la década de los 80. Se impuso cuatro veces en 1986 y logró su segundo título del Nabisco Dinah Shore en 1989. En 1992 casi logra un tercer título de este grande pero sucumbió ante Dottie Pepper en muerte súbita, y estuvo a punto de ganar el U.S. Women’s Open, que ansiaba desesperadamente, contra Patty Sheehan en un playoff de 18 hoyos.

Desde 1993 hasta 1997, Inkster no ganó ni un torneo porque no pudo compaginar adecuadamente el desarrollo de su carrera con el cuidado de sus hijas. Inkster había promediado dos victorias al año hasta 1990, cuando nació su primera hija, Hayley. Para convertirse en una deportista de alto nivel, según ella mismo dijo, “tienes que ser un poco egoísta. Hasta que tuve hijos, durante casi toda mi vida, todo giraba en torno a mí, y entonces eso cambió. Hubo muchas ocasiones en las que corría como pollo sin cabeza, sintiendo que no estaba volcándome al 100% en mis hijas y tampoco al 100% en mi golf. No era cierto, pero así lo sentía yo. Fue difícil encontrar un equilibrio y, a mediados de la década de 1990, mi golf sufrió un retroceso”.

Pero esa situación cambió a fines de la década de 1990. Así lo rememoraba: “No podía estar con mis hijas todo el tiempo, pero podía darles lo que necesitaban. Cuando entendí eso, mi golf mejoró. No me tomaba ya cada torneo como si fuera a vida o muerte. Acabé de madurar, supongo”.

El retorno de la tranquilidad llevó aparejado también el de su mejor juego y Juli se vio recompensada con victorias en 1997 y 1998.

Una Inkster rejuvenecida protagonizó en 1999 una de las temporadas más memorables en la historia del LPGA Tour. Ganó cinco veces, incluso finalmente el difícil U.S. Women’s Open. Después de lograr ese objetivo que había perseguido durante toda su carrera, tres semanas después triunfó en el LPGA Championship para convertirse en la cuarta mujer en ganar el Grand Slam.

El último punto que necesitaba para poder formar parte del Salón de la Fama llegó en el Safeway Championship, donde recibió una lluvia de champán de sus compañeras después de embocar el putt final. “Ni en mis sueños más salvajes pensé que esto me pasaría a mí”, dijo Inkster sobre su lugar junto a Mickey Wright, Arnold Palmer y todos los demás grandes del golf en el Salón de la Fama, donde ingresó en el año 2000.

En 2000 se impuso en el LPGA Championship y en 2002 ganó su último grande, el U.S. Women’s Open, con una última ronda de 66 golpes y superando a Annika Sorenstam. Su última victoria en el LPGA Tour, la trigésimo primera, fue en el Safeway International de 2006, que marcó además un hito económico, ya que superó con ese torneo los 10 millones de dólares en ganancias a lo largo de su carrera. Al comienzo del presente año, sus ganancias en torneos superan ligeramente los 14 millones y es la quinta en este sentido en el ranking entre las jugadoras en activo, por detrás de Karrie Webb, Cristie Kerr, Suzann Pettersen e Inbee Park.

A sus 59 años recién cumplidos, Juli sigue compitiendo en el LPGA Tour, aunque a un ritmo mucho más pausado que en sus años de gloria. En 2017 jugó diez torneos, de lo que en siete superó el corte, y su mejor resultado fue vigésimo cuarta. El año pasado sólo pasó el corte en uno de los once torneos que comenzó, y esta temporada ha iniciado cuatro pero ha caído en todos los cortes.

Además de sus 31 victorias en el LPGA Tour, Juli atesora dos victorias en el Ladies European Tour, ocho en otros circuitos profesionales, cinco en el Legends Tour (el Senior femenino de Estados Unidos), la última conseguida hace apenas unas semanas.

Inkster se convertirá el próximo septiembre en capitana por tercera vez de la Solheim Cup. Sus dos capitanías anteriores, en 2015 y 2017, se saldaron con sendas victorias de las estadounidenses.