Ha sido una sorpresa porque nadie esperaba que diese el salto al profesionalismo antes de concluir sus estudios universarios. Pero Andrea Lee ha preferido lanzarse a la piscina del LPGA Tour y dejar atrás su brillantísima carrera amateur que la había llevado a ser la número uno del ranking mundial hasta su trascendental decisión, tomada en noviembre. Hija única, Andrea comenzó a jugar al golf a los 5 años de la mano de su padre, James, y a los 8 ya estaba compitiendo en torneos, con su madre, Sunny de espectadora y su progenitor haciéndole de caddie.

Tras una brillantísima etapa deportiva junior (ganó cuarenta títulos en cuatro años), Andrea empezó en 2016 su formación universitaria en Stanford, donde se matriculó en la carrera de Ciencias, Tecnología y Sociedad. Su destacado talento golfístico salió a relucir ya en su primer año universitario, anotándose tres victorias en los cinco campeonatos que disputó y registrando el resultado medio por ronda (71,62 golpes) más bajo de Stanford y a punto estuvo a punto de lograr el más bajo universitario de todos los tiempos. Se encaramó, por supuesto, a lo más alto del ranking amateur de Estados Unidos.

Entre los logros preuniversitarios de la joven nacida hace 20 años en Hermosa Beach, una ciudad del condado de Los Ángeles, California, destaca su participación con sólo 15 años en el U.S. Women’s Open de 2014, donde pasó el corte (finalizó en el puesto 69). Además fue cuatro años seguidos, desde 2012, miembro del Rolex Junior All-American First Team; en 2014 fue elegida Jugadora del Año Junior y quedó semifinalista en el U.S. Women’s Amateur; en 2015 obtuvo la medalla de plata en los Juegos Panamericanos y ganó el Southern California Amateur. En 2016 quedó segunda en el Canadian Women’s Amateur y en el U.S. Jr. Girls’ Championships, y representó a Estados Unidos en la Curtis Cup y en el World Amateur Team Championship. Este curso, su último en la universidad, lo empezaba siendo quinta en el ranking mundial amateur y, gracias a su gran desempeño deportivo (semifinalista en el U.S. Women’s Amateur; tercera en el Canadian Women’s Amateur Championship; pasó el corte en el U.S. Women’s Open), se encaramaba en verano de nuevo a lo más alto de la clasificación, donde ya había estado el año pasado durante siete semanas. 

En abril jugaba la edición inaugural del Augusta National Women’s Amateur y en agosto la USGA y la R&A (los organismos que rigen el golf mundial) le otorgaban la Medalla Mark H. McCormack, honor que además conlleva para Andrea una plaza para jugar el año que viene el U.S. Women’s Open y el Women’s British Open si sigue manteniendo entonces su estatus de amateur.

“Recibir la Medalla McCormack es un gran honor y es uno de los logros más gratificantes de mi carrera amateur”, dijo la galardonada. “Demuestra que todo mi duro trabajo durante el año pasado realmente ha valido la pena, y estar en la cima de la clasificación es una sensación muy surrealista. Esto me servirá como una motivación más para seguir trabajando hacia mis objetivos en este deporte”.

Andrea, que ha embocado cuatro hoyos en uno y dos albatros hasta ahora, es una de las golfistas más condecoradas en la historia de la Universidad de Stanford, ya que igualó el récord del centro educativo con ocho victorias individuales. Formó parte del primer equipo del WGCA All-America por tercer año consecutivo, y fue una de las cinco finalistas del Annika Award, otorgado anualmente a la jugadora destacada del año. La joven californiana ha sido miembro del equipo estadounidense en dos ediciones de la Curtis Cup y una del Mundial Amateur Femenino.

Ahora queda por ver si la talentosa ex amateur es capaz de hacerse un hueco en el cada vez más competitivo y “asiatizado” mundo del golf profesional femenino.  

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EN CORTO

CUANDO TIENE TIEMPO LIBRE

En el escaso tiempo libre que le queda tras practicar y competir en golf, la joven californiana disfruta viendo películas, yendo de compras, cantando, jugando a los bolos o en la nieve haciendo snowboarding.  Ahora ya no, pero Amdrea ha llegado a competir en fútbol, taekwondo y patinaje artístico sobre hielo.

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Un gran sueño de Andrea hecho realidad fue caminar junto a su padre, que le hacía de caddie, por la calle del 18 en Pinehurst durante el US Women‘s Open de 2014. Era una adolescente de 15 años y había jugado la ronda de práctica con Michelle Wie, que fue la ganadora de su primer y hasta ahora único grande.

ABRAZO ESPECIAL EN AUGUSTA NATIONAL

Durante el Augusta National Women’s Amateur, Andrea se sintió muy arropada, especialmente por una de las socias del famoso club: Condoleezza Rice. La ex secretaria de Estado la recibió con un gran abrazo. Quizá influyó algo el hecho de que Rice es profesora en la Universidad de Stanford, donde Andrea cursa sus estudios.