Con siete victorias él y una menos ella, Harry Vardon y Pat Bradley ocupan la sexta y séptima plaza repectivamente en los rankings masculino y femenino de ganadores de grandes.

Nacido en 1870 en la isla británica de Jersey, en el Canal de la Mancha, a medio camino de Francia e Inglaterra, Harry Vardon puede considerarse como la primera celebridad del mundo del golf y uno de los jugadores más influyentes. Durante su prolífica carrera ganó 62 títulos profesionales y siete majors (el US Open de 1900 y el Open Británico de los años 1896, 1898, 1899, 1903, 1911 y 1914). Entre sus muchos galardones, destaca su inclusión en el Hall Mundial de la Fama. Los números uno en ganancias de los circuitos Europeo y Norteamericano del golf profesional al término de la temporada son premiados con el Trofeo Harry Vardon.

Este prolífico golfista popularizó el que es conocido como Vardon Grip y sus libros de instrucción tienen todavía hoy vigencia entre los aspirantes a mejorar su golf. También dio nombre a una bola, la ‘Vardon Flyer”.

Harry se aficionó al golf cuando era un adolescente e, influenciado por el éxito de su hermano Tomo como profesional de este deporte, decidió que también él tendría esa ocupación. A los 20 años, en 1890, se hizo profesional y sus primeras victorias no tardarían en llegar.

Su primer gran triunfo acaecería en 1896 durante el Open Británico, que jugó con un atuendo que se convertiría a partir de entonces en su sello de identidad: bombachos (fue el primero golfista en usarlos), camisa de etiqueta, corbata y chaqueta abotonada.

A pesar de lo incómodo de la chaqueta, Vardon se hizo famoso por su suave y libre movimiento de swing que hacía volar la bola más alto que todos su contemporáneos, dándole una gran ventaja en los appoachs, que posaban la bola con suavidad.

Su fama se extendió cuando en 1890 se enroló en el Circuito Norteamericano y jugó más de 80 torneos de exhibición, a menudo contra la mejor bola de dos rivales, y ganó más de 70 de esas competiciones. También ganó el US Open ese año, torneo en el que veinte años más tarde, cuando Harry tenía ya 50, quedó segundo.

J.H. Taylor, Harry Vardon y James Braid, que terminaron sus carreras con dieciséis victorias en el Open Británico en su conjunto y que en 1900 finalizaron ese torneo en primera, segunda y tercera posición respectivamente, fueron conocidos como “el Gran Triunvirato”.

Vardon fue atacado por la tuberculosis en 1903 y su juego ya no fue el mismo desde entonces, aunque con el paso de los años fue recuperándose y en 1911 y 1914 volvió a ganar el Open Británico.

Tras dejar definitivamente la competición, Vardon se dedicó al diseño de campos de golf y a escribir libros de instrucción de golf, uno de los cuales, ‘Lo esencial del golf’, está considero un clásico.

El jugador británico murió en 1937, a los 67 años de edad. En 1974  su nombre se inscribió en el Hall de la Fama del Golf Mundial.

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Palabra de Harry

"No juegues demasiado al golf: dos rondas al día son suficientes".

"Se pierden más partidos por descuido al principio que por cualquier otra causa".

"En este mundo se juega una gran cantidad de golf innecesariamente malo".

"Para jugar bien debes sentirte tranquilo y en paz".

Pat Bradley

Entre los méritos deportivos más destacados de Pat Bradley, nacida en 1951 en Westford, Massachusets, está el de ser la única golfista en haber ganado tres de los cuatro grandes del LPGA Tour en una sola temporada (1986), y la primera en ganar los cuatro majors modernos. Además, esta norteamericana hizo historia en este deporte al superar por primera vez la cota de los 2, 3 y 4 millones de dólares en ganancias en el Tour, los años 86, 90 y 91 respectivamente.

Pat ha sido una de las grandes del golf. En su haber figuran 31 victorias en el Circuito Norteamericano y 6 en el Grand Slam. Los majors los consiguió entre los años 80 y 86, siendo este último el más prolífico, ya que se anotó tres: el Kraft Nabisco Championship, el LPGA Championship: y el du Maurier Classic, que también ganó en 1980 y 1985. El sexteto de triunfos en los grandes lo completa el US Women’s Open de 1981.

Entre sus distinciones más importantes, figura la de ser miembro del Salón Mundial de la Fama del Golf y la de haber ganado el Vare Trophy (resultado medio más bajo) y el premio a la Jugadora del Año del LPGA de las temporadas 86 y 91.

Además, fue jugadora del equipo norteamericano de Solheim Cup (la Ryder Cup femenina) en los años 90, 92 y 96, y ejerció de capitana en esa competición en 2000.

Como curiosidad, en el Salón de la Fama de Florida hay un cencerro, y la causa de ello es Pat Bradley. Y es que cada vez que la jugadora se anotaba una victoria, su madre salía al porche de la casa familiar en Westford y tocaba un cencerro suizo. Kathleen Bradley tuvo que tocarlo una treintena de veces, desde que en 1975 su hija ganara el Colgate Far East Open hasta 1991, cuando Pat se anotó su último triunfo. Tras su retirada y cuando la golfista inscribió su nombre en el Salón de la Fama, el cencerro forma parte de una exposición en ese lugar.

Pat se inició en el golf a los 11 años, y cinco años más tarde empezó a ganar ya importantes títulos amateurs en su país. Ya en su etapa universitaria, en Florida, lograba en 1970 el título All-American.

Enseguida se hizo profesional y en 1974 se enroló en el LPGA Tour. Su primer triunfo en el Circuito llegó dos años después, en el Girl Talk Classic de 1976, temporada en la que quedó seis veces segunda, lo que da una idea de su calidad.

Su gran despegue al estrellato llegaría en 1978, cuando ganó tres torneos. De todos modos, sus años más fecundos en triunfos tardarían aún en llegar, ya que se produjeron a mediados de la década de los 80. Fue la que más victorias cosechó en el LPGA Tour en 1983 (cuatro) y 1986 (cinco). Su primer major, el du Maurier Classic, se lo anotó en 1980.

El año que Pat nunca olvidará fue el de 1986: ganó tres majors, quedó quinta en el otro (US Women’s Open) y fue primera en la lista de ganancias.

“He sido una jugadora muy buena y muy consistente, pero creo realmente que en 1986 fue cuando me distinguí un poco más de las otras jugadoras”, explicó Bradley. “Creo que alguien hay arriba, en algún lugar, me eligió para tener ese año que perdurará en la historia del golf y me hará sólo un poco más que especial que otras personas. Sinceramente, me gustaría que todo el mundo pudiera experimentar lo que yo sentí en aquel año en que mi sueño se hizo realidad. Yo era invencible”, aseguró.

El de 1988 fue un año aciago para Pat: falleció su padre y a ella se le diagnosticó una enfermedad tiroidea. A pesar de ello, disputó diecisiete torneos, aunque sólo fue capaz de pasar el corte en ocho. Sin embargo, al año siguiente se recuperó y volvieron a llegar a partir de entonces los triunfos. En 1989 ganó un torneo, en 1990 se anotó tres y en 1991, su último gran año, se impuso en cuatro. Esta última temporada fue la número uno en ganancias y la distinguieron con el título de Jugadora del Año, que ya había logrado en 1986.

Las dos últimas victorias de Pat en el LPGA Tour acaecieron en 1995. Durante su etapa en el Circuito, Bradley jugó 627 torneos y quedó entre las diez primeras 312 veces, y de ellas 208 entre las cinco primeras.

Las claves del éxito de Pat, duodécima mujer en formar parte del Salón Mundial de la Fama del Golf, han sido, aparte de su innato talento para este deporte, su gran determinación por buscar la excelencia en su juego. ”La clave fue la dedicación”, dijo Bradley. “Tú puedes tener éxitos y fracasos, sufrir reveses y ganar, y superar todo eso”, añadió.  

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Palabra de Pat

“El compromiso fue la clave. Puedes tener éxito, fracaso, retroceso y derrota, y superarlo“

“Cada onza de mí está ahi fuera tratando de ser la mejor”

“Trabajas duro para ser buena y luego para ser grandiosa, pero cuando eres grandiosa no solo quieres ser buena”