Del número uno del mundo y dos del Circuito Americano al final de la temporada 2013, al puesto 25 y 218 en los respectivos rankings al terminar la de 2014. De cinco victorias y 8,5 millones de dólares de ganancias a una 25ª plaza como mejor puesto, dos retiradas, dos cortes no pasados y 108.000 dólares.

El año 2014 no ha sido, obviamente, uno de los mejores de Tiger Woods en el aspecto deportivo; más bien todo lo contrario.

Comparándolo con su peor temporada previa, la de 2011, aquel año jugó nueve torneos (en 2014 sólo siete) y terminó en el ranking del PGA Tour en el puesto 132, frente al 218 de ahora. Hace cinco años saltaba a la palestra la truculenta historia de la doble vida y los adulterios de Tiger, que se saldaba unos meses después con su divorcio de la modelo sueca Elin Nordengren y el internamiento del californiano en una clínica especializada para intentar refrenar su adicción al sexto.

En 2011 los ligamentos de su rodilla izquierda, de la que se había operado en 2002 y 2008, volvían a causarle problemas y le obligaron a mantenerse retirado un tiempo de la competición.

Tras volver a recuperar su magia con los palos y  volver a ser el número uno mundial en 2013 gracias a sus cinco victorias en el PGA Tour, era en marzo de 2014 cuando saltaban de nuevo las alarmas al anunciar que el dolor de espalda le impediría jugar uno de sus torneos talismanes, el Arnold Palmer Invitationa. Lo había ganado en ocho ocasiones, y una nueva victoria le hubiera supuesto un récord en el PGA Tour, ya que nadie ha vencido en un mismo torneo nueve veces. A finales de ese mes, justo antes del Masters de Augusta, Tiger se operaba para liberar un nervio que llevaba meses impidiéndole rendir al máximo en el terreno de juego.

En junio reaparecía pero fue incapaz de superar el corte, lo que sí hizo, aunque terminó en el puesto 69, la semana siguiente en el Open Británico. Sus dos intentos posteriores, en agosto se saldaron con una retirada (World Golf Championship Bridgeston Invitational) y su caída en el corte (75-74) en el US PGA.

Su última aparición del año acaecería cuatro meses después, a principios de diciembre, en el Hero World Challenge de Florida. Una actuación muy mediocre (terminó último, a 26 golpes del ganador –con vómitos en el campo incluidos al sentarle mal un trago de agua– que el propio Woods no se explicaba: “Es sorprendente pegar tan mal los chips, mi juego corto ha sido terrible, son de esos días en los que no te sale nada”. Lo bueno es que no tuvo dolor de espalda y que eso le hacía sentirse optimista sobre su futuro: "Salir aquí y jugar sin ningún dolor es un gran progreso, y también poder pegar la bola tan fuerte como realmente quiero".

"He hecho algunos progresos", dijo Woods. "No había jugado en cuatro meses y no tengo ningún tipo de dolor, lo que es agradable. Poder darlo todo en algunos de los drives como he hecho esta semana me indica realmente que lo que estoy haciendo es lo correcto para mi cuerpo."

La diferencia de este regreso a la competición –el quinto en los últimos cinco años debido a las lesiones– es que Woods está trabajando con Chris Como, su tercer entrenador de swing en los últimos cinco años.

Tiger no desveló cuándo volverá a jugar su próximo torneo, aunque podría ser a mediados de enero en Hawai. "No va a ser el Torneo de Campeones", dijo Woods entre risas.

A pesar de que terminó decimoséptimo empatado en Florida (el último de la clasificación: sólo jugaban dieciocho), éste fue su mejor resultado del año, ya que el anterior, antes de someterse a la cirugía de espalda, había sido un vigésimo quinto en el World Golf Championships-Cadillac Championship .

La mayor sorpresa en el Hero World Challenge fue sin duda su pésimo juego corto, tanto en chips como en green.. Woods lo achacó a que estaba en fase de adaptación y que había hecho una mezcla de su anterior swing y el que está tratando de ejecutar ahora. Falló ocho chips, cuatro de ellos en un solo hoyo.

"Ya he pasado antes por esta situación," dijo Woods después de sus rondas de 77, 70, 69 y 72. "He estado lesionado y sin competir durante mucho tiempo. He tenido que recorrer mi camino para volver de nuevo. Ganar lleva su tiempo. Estuve si competir durante un tiempo por mi talón de Aquiles, y en dos años gané ocho veces. Es un proceso para volver a ese nivel. Tienes que trabajar para lograrlo... y tengo algo de tiempo”. Aunque no lo citó, es muy probable que estuviera pensando en el próximo grande, el Masters de Augusta, en abril.

Tiene tres meses para intentar recuperar las buenas sensaciones y el intrépido juego de precisión que han hecho de él uno de los más grandes  jugadores, si no el más grande,  de todos los tiempos.