El exceso de velocidad en un tramo de carretera peligroso de Los Ángeles pudo ser la causa anoche del accidente de coche que acabó con Tiger Woods hospitalizado con heridas graves en ambas piernas y que puede hacer peligrar su futuro deportivo. El ganador de quince grandes no perdió la consciencia en ningún momento pero tuvo que ser sacado del vehículo por los bomberos tras romper la luna delantera, debido a los desperfectos que sufrió el automóvil. Tras ser sometido a cirugía, el jugador californiano se encontraba despierto y recuperándose de sus lesiones, cuyo alcance concreto no ha trascendido aún.

La salida de la carretera ocurrió en una curva de un tramo de montaña cuesta abajo, en una zona conocida como un lugar problemático por exceso de velocidad y accidentes.
Los agentes que atendieron el siniestro no vieron evidencia de deterioro cognitivo en Tiger, según dijo una fuente policial, por lo que no pidieron a los empleados del hospital que le hicieran una extracción de sangre para comprobar una posible ingesta de alcohol u otras sustancias.
Woods, de 45 años, conducía poco después de las 7 de la mañana en Rancho Palos Verdes, cerca de Los Ángeles, cuando el vehículo cruzó la mediana y dos carriles antes de salirse de la vía, chocar contra un árbol y acabar volcado de costado entre arbustos a escasos metros de la carretera.
Un oficial de policía del condado de Los Ángeles que fue el primero en llegar dijo que encontró a Woods todavía en el asiento del conductor, con su cinturón de seguridad abrochado, y que el golfista pudo decirle que su nombre era Tiger.
El ganador del Masters de 2019 estaba lúcido y tranquilo, pero potencialmente en estado de shock, y no parecía estar preocupado por sus lesiones en ese momento.
Los bomberos pusieron a Woods un collarín, le colocaron tablillas en las piernas y usaron un tablero para sacarlo a través del hueco del parabrisas y llevarlo a una ambulancia.