Fue uno de los momentos cumbres del golf mundial, uno de los más emocionantes episodios de la grandiosa historia de los majors. Aquella tarde del 9 de julio de 1977 en Turnberry, Escocia, se dirimía bajo el sol el Open Británico entre dos de los más grandes jugadores de la historia de este deporte: Jack Nicklaus y Tom Watson.

El primero atesoraba ya –a sus 37 años– catorce grandes (el último el US PGA Championship de 1975), mientras que el jugador de Kansas –entonces 27 años– llegaba a Turnberry tras haber ganado tres meses antes–con dos golpes de ventaja sobre Nicklaus– el Masters de Augusta, su segundo grande tras haber vencido en el Open Británico dos años antes.

Tras las dos primeras rondas, ambos estaban empatados a un golpe del liderato y salieron emparejados en la tercera jornada. No defraudaron al enfervorecido público que atestaba el campo y cerraron sus rondas con sendos 65 (-5) para un total de 203 (-7). Se situaban así líderes a falta de 18 hoyos, con 3 golpes de ventaja sobre Ben Crenshaw y a seis de los siguientes clasificados.

En la definitiva jornada, el Oso Dorado tomó muy pronto la delantera con dos birdies y sacaba ya tres golpes de ventaja a Watson al inicio del quinto hoyo. Pero Watson no se amilanó y embocó tres birdies en los siguientes cuatro hoyo para igualar el partido. En el 9 se adelantó Nicklaus merced a un bogey de su rival, y en el 12 la estrella de Ohio aumentó la ventaja con un birdie al embocar un putt de siete metros. Watson le dio la réplica con sendos birdies en el 13 y el 15, en este último con un increíble putt de 18 metros desde fuera del green que tocó la bandera y entró para birdie. La multitud rugía. A falta de tres hoyos, volvían a estar empatados, las espadas estaban de nuevo en alto en la fenomenal batalla que sería luego bautizada y mundialmente conocida como Duelo al Sol.

El 16 se resolvió con sendos pares. Y llegó el 17, un par 5 de 450 metros. Nicklaus se fue a la derecha del green pero su chip del tercer golpe dejó la bola a un metro del hoyo. Watson falló un putt para eagle y se anotó birdie. Inesperadamente, el Oso Dorado falló su corto putt y cerró el hoyo con el par: ventaja de un golpe para su rival.

En el 18, par 4 de 388 metros, Watson cogió muy bien la calle con su primer golpe, con hierro 1. Nicklaus estaba obligado a arriesgar, pero su drive se desvió a la derecha y la bola aterrizó en una complicada zona de rough. El segundo golpe del jugador de Kansas, con hierro 7, dejó la bola a sesenta centímetros de bandera. Parecía que la batalla estaba totalmente decidida, pero el Oso Dorado sacó de nuevo a relucir su extraordinario talento y pegó un asombroso golpe con hierro 8 que posó la bola en la parte delantera del green a 11 metros de bandera. Esta vez su putter se portó bien y, con otro colosal golpeo, la bola se hundió en el hoyo. 66 golpes en una ronda sin un solo bogey. Si Watson fallaba y no embocaba su séptimo birdie del día, habría playoff a 18 hoyos. Apenas dos pies le separaban de la victoria.  “Mientras me preparaba para mi putt”, dijo Watson después, “la multitud todavía estaba desatada. Entonces Jack levantó los brazos para calmar a la gente”.

El público se traquilizó momentáneamente mientras Watson hacía su swing de práctica y metía su putt para la victoria. La gente todavía estaba gritando de júbilo cuando Nicklaus pasó su brazo por el hombro del campeón y anduvo con él hacia la tienda de entrega de tarjetas. 

Con su ronda final de 65 (-6), Watson izaba por segunda vez la famosa Jarra de Clarete destinada a los campeones del Open Británico. Los 268 golpes (-12) que le dieron el triunfo mejoraron en ocho el mejor resultado previo de ese grande.

El tercer clasificado fue su compatriota Hubert Green, campeón del US Open de ese año, quien terminó a once golpes del ganador.

Nicklaus lograría el año siguiente su tercera victoria en el Open Británico, tras las conseguidas en 1966 y 1970.

Después de su triunfo en Carnoustie, su tercer grande, Watson sumaría otros cinco majors, mientras que el Oso Dorado añadiría otros cuatro, hasta totalizar dieciocho, el último el Masters de Augusta de 1986. En el balance de victorias en el Open Británico, Watson superó claramente a Nicklaus: cinco a tres. 

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5 COSAS SOBRE LOS PROTAGONISTAS

1) El año del Duelo al Sol, 1997, Watson había ganado a Nicklaus cuatro veces, incluyendo el Masters de Augusta, donde el Oso Dorado terminó segundo, a dos golpes del campeón.

2) Nicklaus se anotó su primer Gran Slam cuando ganó el Open Británico de 1996. Luego ganaría otras dos veces más los cuatro torneos que conforman el Grand Slam.

3) En el Open Británico de 2009, Watson, de 59 años entonces, llegó en la ronda final al 18 con una ventaja de un golpe. Le bastaba el par para ganar, pero su approach rebotó en el talud frontal del green y rodó hacia atrás. Hizo bogey y disputó un playoff en el que se impuso Stewart Cink en el cuarto hoyo.

4) Nicklaus ganó su primer grande (US Open de 1962) con 22 años, y Watson ganó el primero de los suyos (Open Británico de 1975) a la edad de 25. El Oso Dorado se anotó su último major (Masters de 1986) con 46 años, y Watson (Open Británico 1983), con 35.

5) Watson acumuló un total de 39 victorias (conando sus 8 grandes) a lo largo de su carrera en el PGA Tour, mientras que Nicklaus logró 73, incluyendo sus 18 grandes.

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3 COSAS SOBRE TURNBERRY

1) El campo de golf permaneció cerrado durante las dos Guerras Mundiales para ser utilizado como base aérea. La casa club fue usada como hospital para atender a los militares heridos.

2) La administración del club de golf de Turnberry, propiedad del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que lo compró en 2014, canceló la venta de un refresco mjuy popular en Escocia, por el riesgo de manchar las alfombras.

3) En 2003, el hoyo 18 en el Curso de Ailsa, “Ailsa Hame”, fue rebautizado como “Duelo al Sol” como homenaje a la batalla entre Tom Watson y Jack Nicklaus en 1977. También se llama así un bar deportivo que hay en el resort.