“Si tuviese que elegir un campo para jugar los últimos 18 hoyos de mi vida sería Pebble Beach”. Esto es lo que ha dicho del campo californiano el considerado el mejor golfista de todos los tiempos (al menos es que más grandes atesora: 18), Jack Nicklaus. Y es que el escenario de seis US Open y un PGA Championship, entre otros torneos del Circuito Americano, es un campo extraordinario.

Enclavado en la costa oeste de la Estados Unidos, en la californiana Península de Monterey, y considerado como uno de los campos más bellos del mundo, Pebble Beach Golf Links abraza la escarpada costa y tiene amplias vistas al Pacífico. La mitad de sus hoyos (del 4 al 10 más el 17 y 18) se encuentran al borde de las a menudo embravecidas aguas marinas que no hacen honor al nombre de ese océano. Los hoyos 6, 7 y 8 conforman el Amen Corner de Pebble Beach.

Desde que, en 2003, Golf Digest crease el ranking de los 100 mejores campos públicos de Estados Unidos, Pebble Beach ha sido ininterrumpidamente el número uno.

Aunque tiene hoyos espectaculares, el sin duda más famoso –y fotografiado– de Pebble Beach Golf Links es el 7, y eso que no llega ni a los 100 metros (109 yardas). Eso sí, este par 3 con tee en alto y green circundado por bunkers disfruta de unas vistas espectaculares al océano, que se agita bajo el acantilado. Pero no hay que confiarse por sus escasa longitud, especialmente cuando sopla el viento. Aunque para muchos se trata de un hoyo divertido, para muchos otros no lo es o ha sido tanto, sino todo lo contrario.

Nada menos que el mismísimo Sam Snead salió desde el tee con putter para evitar el viento, que debía soplar ese día como nunca. Y un profesional de club, en los tiempos del Pro-Am Bing Crosby Clambake, hizo hoyo en uno en el 7 pegando ¡un hierro 3!. Tampoco se debieron divertir mucho los veinte jugadores que cerraban la ronda final del US Open de 1992: sólo dos de ellos lograron que su bola aterrizase en el green del 7 por culpa del temible viento que barría el hoyo.

El hoyo 8, de 390 metros, es considerado por muchos como el mejor par 4 del mundo. Conviene pegar un drive potente para dejar la bola cerca del acantilado y poder ver el green. Desde allí te enfrentas a uno de los segundos golpes más espectaculares del mundo, unos 180 metros cuesta abajo, por encima de un acantilado de 30 metros de altura sobre el Océano Pacífico.

El 17, par 3 de 188 metros, está situado en una península más pequeña al oeste de la que contiene los hoyos 6, 7 y 8. Aunque el mar bate a lo largo del lado izquierdo del hoyo, el desafío principal es su longitud y su green de contorno inusual: largo y delgado, inclinado unos 45 grados desde el ángulo del golfista en el tee. Dependiendo de la posición de bandera y el viento, es posible usar una gran variedad de palos para el golpe de salida y, aunque el green es amplio, el área de aterrizaje para cualquier approach es relativamente pequeña y está además bien protegida por bunkers.

El 18 es un par 5 de 490 metros en el que en días ventosos las olas rompen con fuerza en la parte izquierda del hoyo proporcionando una imágenes espectaculares. Es uno de los hoyo finales más famoso del mundo. Los pegadores con más arrojo que intenten alcanzar el green en dos necesitan enviar sus drives de salida a la izquierda del árbol en la calle.

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CENTENARIO

La historia del campo se remonta a hace ahora una siglo, ya que fue en 1919 cuando se estrenaba el recorrido diseñado por Jack Neville y Douglas Grant, creado como parte del resort Hotel Del Monte.

Diez años después de su inauguración, Pebble Beach Golf Links era escenario de su primer grande, el US Amateur de 1929. Por aquel entonces, tanto ese como el British Amateur eran considerados grandes. Bobby Jones, que había ganado poco antes el US Open, consiguió aquel año en Pebble Beach el record de tres victorias consecutivas en el US Amateur. El famoso campo californiano volvió a acoger este torneo en 1947 y 1961, registrando sendas victorias de Skee Riegel y Jack Nicklaus. Fue éste el primero de los cinco triunfos que el Oso Dorado cosecharía en Pebble Beach (Bring Crosby Pro-Ams de 1967, 1972 y 1973, y US Open de 1972).

El famoso campo de la Península de Monterey fue escenario además de dos grandes femeninos: los US Women’s Amateur de 1940 y 1948, que por entonces estaban catalogados como majors. En el primero se impuso Betty Jameson, que ya había ganado la edición anterior del torneo, y en el segundo la ganadora fue Grace Lenczyk.

Habrían de pasar once años desde el último torneo de envergadura disputado allí hasta que se jugara en Pebble Beach el primer grande ya de profesionales: el US Open de 1972. Con una última ronda que registró la media de golpes más alta en el torneo desde la Segunda Guerra Mundial (78,8), Nicklaus se impuso dominando el torneo desde el primer día. Era su undécima victoria en el Grand Slam, o decimotercera si se incluyesen las dos que cosechó en el US Amateur. En 1977 Pebble Beach acogía el PGA Championship, cuya victoria se dirimirá en playoff entre Gene Littler y Lanny Wadkins, con victoria de este último en el tercer hoyo de desempate.

El US Open retornaría a este campo en 1982, y Tom Watson derrotaría por dos golpes a Nicklaus, con quien partía empatado el último día.

En 1992 sería Tom Kite el ganador del US Open en Pebble Beach, Tiger Woods haría lo propio en 2000, el norirlandés Graeme McDowell alzaría el trofeo en 2010, y este año, en el centenario de Pebble Beach, Gary Woodland se ha coronado allí campeón del US Open.

Entre los majors que tiene programados el campo figuran el que será, en 2023, su primer US Women’s Open y, en 2027, su séptimo US Open.

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EL TORNEO DE BING CROSBY

Cada febrero, el PGA Tour tiene desde 1947 una cita con el AT&T Pebble Beach Pro-Am, una tradición que comenzó en 1947 y que tuvo su precursor en el Bing Crosby Clambake, creado en 1937 por el famoso actor que le dio nombre y que era un ávido golfista, handicap 2 por aquel entonces.

El propio Crosby puso de su dinero los 10.000 dólares para premios y su objetivo era traer a sus colegas célebres e Hollywood que jugaban al golf a un torneo en Rancho Santa Fe Country Club, cera de donde él residiría en San Diego. Jugarían en formato pro-am. El primer Crosby Clambake fue ganado nada menos que por Sam Snead, que se embolsó un cheque de 500 dólares por su triunfo. Como no podía ser de otra forma, el torneo se convirtió en el más popular de la Costa Oeste de Estados Unidos.

Después de la Segunda Guerra Mundial, en 1947, Crosby trasladó el torneo al norte de California, a la península de Monterey, a las afueras de San Francisco, donde había varios campos sobresalientes que se adaptaban perfectamente a sus necesidades.

Para entonces, el torneo había crecido tanto que era necesario jugarlo en dos campos. Los jugadores se alternarían en Cypress Point y Monterey Peninsula durante las primeras tres rondas, mientras que la final se jugaría en Pebble Beach.

EL GRITO DE TARZÁN

Una de las anécdotas más famosas del Crosby Clambake ocurrió a principios de la década de 1950 en Cypress Point, cuando Johnny Weissmuller, el ex campeón olímpico de natación y el Tarzán más famoso, golpeó una bola que se alojó en un árbol. Se encaramó a él y logró sacarla a la calle, pero antes de bajar del árbol se colgó con una mano de una rama y con la otra se golpeó el pecho y lanzó su famoso grito de Tarzán, como lo había hecho en tantas películas.

Entre las celebridades de Hollywood que jugaron alguna vez el torneo figuran estrellas como Jack Lemon, Dean Martin, Paul Newman, Jack Nicholson, Bob Hope, Samy David Jr o Clint Eastwood.

Crosby, por cierto, murió de un infarto justo cuando acababa de jugar al golf, y eso ocurrió en España, concretamente en el club madrileño La Moraleja. El actor, que había tenido como compañero de partido a Manolo Piñero, falleció cuando se dirigía a la casa club tras acabar su ronda.

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SAMUEL F.B. MORSE: EL CONSERVACIONISTA QUE IDEÓ PEBBLE BEACH

A principios del siglo pasado, el empresario Samuel F.B. Morse actuó de liquidador de una compañía que quería deshacerse de los activos de una fallida inversión inmobiliaria que había hecho en la Península de Monterey. Morse pensó que un campo de golf pegado al mar ayudaría a las ventas y convenció a la empresa de que invirtiese en la construcción del Pebble Beach Golf Links. Cuando se hubo construido el campo, Morse lo adquirió junto con una vastísima extensión de terrenos, en total 7.284 hectáreas, por la que pagó 1,34 millones de dólares.

Morse fue conocido como El Duque Del Monte (el Hotel Del Monte fue el primero de los resorts hoteleros de Estados Unidos, y el más lujoso, desde su apertura, en 1890 hasta 1942). El enorme complejo incluía enormes áreas verdes, tanto de bosque como ajardinadas, canchas de polo, circuito de carreras y campo de golf.

Primo lejano del inventor del telégrafo y el código morse, Samuel F.B. se graduó como ingeniero en la Universidad de Yale y en 1905 heredó una gran fortuna al morir su padre. En 1919 adquirió 2.832 hectáreas (28 kilómetros cuadrados) en la Costa de Monterey, que incluía Hotel Del Monte y Pebble Beach, y otras propiedades que ocupaban 4.500 hectáreas más.

Morse planeó desarrollar una comunidad residencial dentro del bosque centrada alrededor de Del Monte Lodge, y también tenía muchos planes para el resto del área. Inmediatamente, Morse, conservacionista convencido, prohibió los desbroces innecesarios y la especulación sobre esas tierras forestales y estableció cinturones verdes para la preservación de la vida silvestre, priorizando la salvaguarda del bosque, la costa y la línea de playa.

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DOS DISEÑADORES MUY ATÍPICOS

Aunque ni Jack Neville ni Douglas Grant tenían experiencia en el diseño de camopos de golf, la pareja diseñó uno de los mejores campos de campeonato del mundo. Pebble Beach Golf Links ha sido objeto de pocos cambios a lo largo de su siglo de existencia, lo que es testimonio del extraordinario talento y visión de ambos golfistas.

“Todo estaba todo a la vista.”, dijo Neville sobre el terreno donde se construiría el campo de golf. “No había mucho que hacer. Lo importante, naturalmente, era conseguir tantos hoyos como fuera posible a lo largo de la bahía. Se necesitó un poco de imaginación, pero no mucha. Años antes de su construcción, me imaginé este lugar como un campo de golf. La naturaleza tenía la intención de que no fuera nada más. Todo lo que hicimos fue cortar algunos árboles, instalar aspersores y sembrar unas cuantas semillas”.

Cuando le pidieron que construyera Pebble Beach, Neville había ganado dos veces el Campeonato Amateur del Estado de California –el primero con 20 años–, y luego se lo adjudicó otras tres. También disfrutó la emoción de jugar con Bobby Jones durante dos rondas en el US Amateur de 1929. Neville se quedó en Pebble Beach como vendedor inmobiliario durante la mayor parte de su vida, y ayudó a Peter Hay a diseñar su campo de 9 hoyos de Pebble Beach en 1957. Hay informes que sugieren que hizo un diseño preliminar para otro de los campos del resort, The Links at Spanish Bay, pero no existen dibujos. Sandy Tatum también consultó con Neville mientras preparaba Pebble Beach para el US Open de 1972. Neville murió en 1978 a los 86 años.

Por su parte, Grant había ganado el Campeonato de la Costa del Pacífico de 1908 antes de mudarse a Inglaterra. Regresó a California en 1916 debido a la Primera Guerra Mundial. A su regreso, terminó segundo en el Western Amateur de 1916 en Del Monte, y fue medallista tres años consecutivos en el California Amateur (1917-1919). A finales de 1919, Grant regresó a Inglaterra con su familia, donde ganó muchos otros campeonatos y fue capitán del Royal St. George’s Golf Club en Sandwich. Grant murió en 1966 a la edad de 78 años.

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EN BREVE

EL TAMAÑO SÍ IMPORTA

Los greens en Pebble Beach tienen un promedio de 325 metros cuadrados, los más pequeños en el PGA Tour. Además están protegidos por más bunkers (117) que el Old Course de St. Andrews. Como dijo de ellos Rich Beem, parecen tan pequeños como una moneda de diez centavos.

AMOR A PRIMERA VISTA

“Cuando salí y lo vi por primera vez, se convirtió en mi campo de golf número 1 del mundo. Creo que, si preguntan a los profesionales, todos dirán algo similar “. Lo de Fred Funk, ganador de ocho títulos en el PGA Tour, fue, sin duda, amor a primera vista.

PRIMER PLAYOFF A MUERTE SÚBITA

El primer playoff de un major a muerte súbita tuvo como escenario Pebble Beach durante el PGA Championship de 1997. Justo ese año cambió el sistema de desempate, que hasta entonces era a 18 hoyos. Lanny Wadkins se impuso a Gene Littler en el tercero hoyo de desempate.

GREEN FEE DE CAMPEONATO: 550 DÓLARES

Jugar en Pebble Beach Golf Links no es barato, y eso que se trata de un campo de golf público: el green fee vale 550 dólares.  Y si quiere alojarse en uno de los cuatro hoteles de Pebble Beach, con lo que tendrá más posibilidades de conseguir un greenfee para el Links, prepare otro buen fajo de billetes: desde 940 hasta 7.000 euros ¡por noche!