Ojos vivarachos, sonrisa perenne, dicharachero, bermudas, polo a rayas con el logotipo del US Open… Edorta, el padre de Jon Rahm, no se muestra en principio muy entusiasmado con eso de hablar sobre su famoso hijo. “¿Qué voy a decir?", me pregunta, pero una vez que empieza a narrar las andanzas de su retoño coge confianza y ni presta atención a las croquetas que abren el baile del almuerzo que va a degustar antes de enfrentarse al campo de golf de Aloha.

A su lado, su madre, Miren, su esposa, Ángela, y el presidente del prestigioso club ubicado en el Valle del Golf de Marbella, Rafael Fontán. Y así, mientras el resto de comensales comienza a saciar el hambre, el progenitor del golfista número uno del mundo, Edorta, handicap 9 (su esposa, 26), empieza a desgranar algunos episodios infantiles y juveniles de la deslumbrante historia del primer español en ganar el US Open, su pequeño gran Jon.

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Así empezó todo

Iba con su madre a la cancha a Martiartu a dar bolas. La madre daba clase y él estaba allí merendando, cogía un palo, pegaba dos bolas y tal, y así poco a poco pues empezó a jugar al golf. Tendría 6 o 7 años, y luego a partir de los 10 u 11 la cosa empezó ya a ser algo más seria tanto con Jorge Losada como con Eduardo Celles, que fueron sus profesores.

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Malas pulgas

Era muy peleón en todos los deportes, lo mismo en fútbol que en taekwondo que jugando a pala vasca, deporte de pelota, en todo era muy competitivo, en todo, y en el fútbol por ejemplo cuando jugaba de portero –su hermano mayor también fue portero– y le metían un gol se enfadaba y se marchaba del campo. “Estos son muy malos” (sus compañeros de equipo), y se marchaba.

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El hermano

El hermano es mucho más tranquilo, no es tan competitivo como Jon, porque Jon está ahí porque es muy competitivo, y la segunda parte (de su éxito) es que entrena para ser competitivo. Es de los que dicen yo quiero ganar, pero es que entrena para ganar.

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De mayor quiero ser…

Él no tenía ninguna idea clara de lo que quería ser de mayor. Hacía varios deportes a la vez, fútbol, piragua, taekwondo, y al final se definió por el golf, porque se definió. Yo le llevaba a Larrabea o a Neguri a jugar, yo lo ‘dropaba’ y yo jugaba con mis amigos. Le decía: “Oye, a las seis nos vamos para casa, haz lo que quieras”, hasta que un amigo nuestro me dijo: “Oye, Edorta, que este chaval juega bien a golf. ¿Por qué no le llevas al Campeonato de España de Infantiles?” ¿Campeonato de España?, dije yo, y le mandé con mis padres y otro sobrino mío que es de su edad, les metí en un coche, y allí se fueron y es entonces cuando ya se empezó a decidir por el golf.

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Adolescencia

La adolescencia fue muy relajada. El tema de salir y tal como íbamos a Larrabea a jugar o a Neguri o adonde fuese, él enseguida estaba en casa. Tenía su cuadrilla del colegio, pero no salía mucho y volvía pronto a casa.

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Peleas

Que yo sepa no tuvo ninguna, que yo sepa. Igual algún amigo por ahí nos dice algún día algo, pero no. Fuera del tema del deporte, Jon es muy tranquilo, muy normal.

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Chicas

No era ligón. Cuando fue a Madrid conoció a una chica que estaba también en la Blume (Centro de Alto Rendimiento Deportivo) y salió con ella. Estuvieron saliendo una temporada. Cuando estaba en Madrid hizo varias picias en la Blume. Se escapó, fue con ella al teatro a ver El Rey León… le pillaron y tal, pero bueno. Yo muchas veces digo que si supiera las que he hecho yo, que no se las cuento… son unos mindundis, él y su hermano, eh, que también.

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Estados Unidos y el inglés

La verdad es que la universidad le puso enseguida clases particulares. Un dato curioso: me dice, estamos en clase particulares de inglés por la tarde y el único europeo soy yo: 30 chinos, 30 árabes y yo. El primer trimestre fue el más duro, que fue el que mejores notas sacó a pesar de ser el más duro, y enseguida fue todo sobre ruedas, enseguida empezó a ganar.

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De amateur a profesional

Desde el principio les dimos mucha caña con el tema de los estudios. Era muy importante que estudiase porque yo que seguía un poco el golf veía la cantidad de cadáveres que había, veía que no todos lo que iban a Estados Unidos ganaban. Tú coges la lista de campeones del British Amateur y hay un montón de los que luego no se ha sabido nada de ellos, o la de los campeones absolutos de España. Le dábamos caña pero él en la universidad se lo pasó muy bien, estaba muy a gusto y además le gustaba la competición universitaria, el tema de las ligas y de las finales, así que lo aceptó de buen grado. En ningún momento existió la posibilidad de pasarse a pro antes de acabar la carrera.

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La boda

Llevaban ya cuatro años juntos, desde el último curso de universidad, y allí en Estados Unidos se estila más casarse joven, y luego él tiene su independencia económica, o sea, a mí no me parecía mal porque en realidad es hacer la misma vida que hacía, solo que casado, porque ya vivía con ella: era firmar un papel y punto.

Desde que es padre

Ha madurado mogollón, y cada día que pasa más. Yo es que flipo. Alucino cuando veo las declaraciones que hace y tal, digo “menudo monstruo hemos hecho”, en el sentido ese de que me parece una pasada. Pero, bueno, sigue siendo él. En Valderrama quería que jugásemos al mus y ahí hemos estado jugando todas las tardes, con broncas, eh, pero bien.

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La temporada

El año ha sido muy largo, muy duro y muy complicado. En menos de un año ha jugado seis majors, o sea, los dos del año anterior y los cuatro de este. No pudo venir aquí en Navidades, ya empezó otra vez la temporada y luego fue muy duro el positivo (Covid) en el Memorial. Luego vino su victoria en el US Open, y lo que ha sido muy, muy duro ha sido la Ryder. Ha hecho una pasada de temporada.

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Lo de Valderrama

El otro día Jon estuvo hablando con Valderrama y con Keith Pelley (director ejecutivo del European Tour) para ver si pueden adelantar el torneo de Valderrama a julio. “Joder, hay que adelantarlo porque yo estoy más fresco, vengo a jugar el Open (Británico)”. A ver qué pasa, no sabemos nada.

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Lo que esperamos

Todos los años, cuando hablo con él en Navidad le digo: “El año que viene con la mitad de lo que has hecho este año sería la rehostia”. Y él dice que sí pero no se conforma. Y le digo yo: “A ver, Jon, cuando jugabas de amateur ganaste el Open de España, ganaste cinco torneos allí, así que el año que viene con la mitad ya es la hostia, para cualquier otro sería la hostia” y dice “sí, pero…”. Tiene claro que el año que viene quiere ganar otro major: ese es su objetivo, con lo complicado que es ganar un major, porque son los 150 mejores del mundo.

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El hermano

Eriz da clases de golf en Larrabea a niños pequeños porque le gusta mucho. Ha sido un buen entrenador de fútbol infantil –le gustaba siempre más el fútbol– y ahora se ha metido con Mikel Galdos con la escuela de golf. Él juega muy relajado, el otro día jugamos en Sotogrande y muy bien.

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¿Número uno?

No imaginábamos que iba a ser número uno, ni que iba a ganar el US Open, ni que iba a jugar la Ryder… ¿Cuántos hay en el mundo que quieren hacer eso? Hay la hostia, y luego se va reduciendo, se va reduciendo… Es una pasada.

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La madre

Me siento muy extraña cuando me preguntan sobre mi hijo, pero me siento muy orgullosa de todo lo que ha conseguido y de todo lo que le ha costado y del trabajo que conlleva. El nacimiento de Kepa lo viví de lejos porque no podíamos ir (por la pandemia), pero bien. Nunca se sabe lo que se siente al tener nietos hasta que no tienes uno: es algo muy bonito. Tengo también una nieta, de Eriz. Dentro de esta época de pandemia, pospandemia y demás, son dos gotitas de felicidad.