Javier Arana ha sido quizás el mejor diseñador de campos de golf de España; sus campos son verdaderas joyas y garantía de calidad. La obra póstuma de Arana es Aloha, el campo que no llegó a ver terminado, pero en el que plasmó su huella y toda la sabiduría acumulada a lo largo de su carrera.

El gran acierto de Aloha es que este legado fantástico de Javier Arana permanece como aquél lo diseñó. El torero Morante de la Puebla dijo: “Lo bueno, se puede mejorar, lo clásico, ya no se puede hacer mejor”. Aloha es un clásico que mantiene su estilo y que enfoca sus mejoras en lo que no se ve, pero se llega a percibir: una calidad incontestable.

En el corazón del Valle del Golf en Marbella, y pegando calle con calle, se encuentran tres campos soberbios que rivalizan en calidad: el propio Aloha, Las Brisas y Los Naranjos. Se complementan con el campo de 9 hoyos cortos Banús Executive al Sur y con el de 27 hoyos de La Quinta al Norte.

En Aloha reina el equilibrio entre un campo de una calidad excepcional y unos servicios impecables. El restaurante de Aloha, abierto con algunas restricciones para no socios,  es de un nivel contrastado. El buen hacer del equipo de Fermín Muñoz, que mantiene el espíritu del restaurante Cipriano hace las delicias de todos los comensales, tanto nacionales como internacionales. Sin duda, Fermín padre estaría orgulloso de la forma en que su hijo ha continuado sus pasos.

El aparcamiento es cómodo y amplio, la tienda, liderada por Iván Mangas, que tomó el testigo de su padre, José Luis, está surtida a la última y tiene lo mejor, hasta material “duro” que cada vez es menos común en los campos tanto de socios como comerciales. Se pueden hacer fittings para adaptar el material a las necesidades de cada jugador.

En la Casa Club predomina su fantástico restaurante y su amplia terraza, además cuenta con salones sociales y de juego y hasta un completo gimnasio. Los vestuarios son excelentes y están atendidos en todo momento por un personal eficiente y muy profesional que los mantienen al día de forma impecable.

También Aloha dispone de un atractivo campo de 9 hoyos pitch and putt, perfecto para afinar el juego corto.

El campo de prácticas está junto al tee del hoyo 1 y recientemente se le ha añadido una zona de prácticas de juego corto que no ha dejado indiferente a nadie.

Una de las características del campo es que no es muy largo, como puede ocurrir con los diseños modernos, y que por contra es muy estratégico. Esto hace que sea un campo divertido para jugadores de todos los niveles. De hecho, tuvo unas excelentes valoraciones de los jugadores del Circuito Europeo que tuvieron la oportunidad de competir en las tres pruebas del European Tour organizadas por el socio de honor y jugador habitual Miguel Ángel Jiménez.

Miguel Ángel honra a Aloha y sus socios todos los años con su participación en el Pro-Am del Club, quizás de los más antiguos que se siguen celebrando en España y que comenzó como memorial Andrés Jiménez, padre del director deportivo de Aloha y amigo íntimo del propio Miguel Ángel.

El campo se puede jugar perfectamente andando, pese a algún repecho que no desanima a muchos socios de avanzada edad. En todo caso, la flota de buggies es completa y siempre impecable.

Pinchamos bola en el tee del 1 y nos preparamos para disfrutar de esta maravilla. Comienza el recorrido con un par 5 amplio y en el que los pegadores pueden intentar entrar de dos golpes. Sigue un par 4 muy técnico con agua. El hoyo 3 es un par 4 corto con opciones claras de birdie. El 4 es un medianamente largo par 3 bien protegido por bunkers. El hoyo 5 par 5 es un dog leg a la derecha con un green en alto bastante movido. El 6 par 4 es dog leg a la izquierda con un green generoso. El 7 vuelve a ser un par 4 corto con un green en bajada y con caída lateral. Como otros en Aloha, puede darte el birdie o salir de él con bogey. El 8 es un fantástico par 3 sin bunkers y con la montaña de La Concha, el logo del Club, al fondo. Es uno de los greenes con más caída, así que hay que ser buen pateador para salir con éxito de este hoyo. El 9 es par 4 en subida en el que hay que apoyarse por la izquierda para evitar el bunker y el rough con fuerte pendiente de la derecha. El green es franco y con sus buenas caídas, marca del campo.

En el paso entre vueltas cruzamos por el chiringuito, donde podemos volver a disfrutar de la excelencia en el servicio de Aloha.

La segunda vuelta es algo más larga y también, como la primera, muy variada. Comienza con un hoyo par 5 que lleva el nombre del diseñador y que tiene una doble calle separada por un rough. La belleza de este hoyo es razón suficiente para conocer el campo. El difícil par 4 hoyo 11 tiene la caída de drive en bajada y, desde el fondo del valle, un segundo golpe en subida. A la derecha, hay un lago natural que se comunica con el resto de lagos que se suceden a lo largo del recorrido, bajando desde este hoyo 11 al 10, al 12, después al 18, luego al 1 y finalmente al 2. El 12 es un par 4 muy técnico, con un magnífico acebuche en el centro de la calle que puede entorpecer el tiro a green de una salida larga y centrada. Antes del green un lago espera dificultando la entrada al que resulta el green con menos caídas del campo. El 13 es un largo par 3 cuesta arriba con un gran green con un piano y un majestuoso algarrobo a su derecha. El 14 es un dogleg a la derecha con otro de los greenes con más caídas del campo. El 15 es un hoyo que, rodeado de espesa vegetación, preludia el gran fin de vuelta con una sucesión de hoyos par 5, 3 y 4 que determinan vueltas y victorias.

En Aloha ocurre que el jugador nunca se aburre y que la vuelta se hace corta, de manera que llegado a este final de vuelta te sorprende que quede tan poco.

Llegamos al último bucle con el 16, par 5 con opciones de llegar de dos, incluso acortando por la izquierda tomando cierto riesgo si se quieren superar los árboles. El green, con un fuerte piano, hace que el golpe de aproximación deba ser muy preciso. El 17, largo par 3 bien defendido y que resultó ser el hoyo más complicado para los profesionales del circuito, y por último el que quizás sea el mejor hoyo 18 de la Costa del Sol, con agua a la izquierda y un estrecho pasillo a la derecha que hace plantearse la estrategia, ya que un tiro largo y en alto para poner la bola en una posición con opciones invita a tomar riesgos.

Al terminar la vuelta recomendaría la ducha en los excelentes vestuarios, para disfrutar luego de la mejor terraza y restaurante que podemos desear. Jugar en Aloha es una experiencia completa y con mucha razón sus socios pueden estar orgullosos de lo que han creado. 

Por Luis Navarro Álvarez