A sus 27 años, Jason Day está viviendo uno de los mejores momentos de su carrera, que en las últimas semanas ha alcanzado su culmen con sus victorias en el cuarto Grande de la temporada, el US PGA Championship, y en el The Barclays, con los que se embolsó casi 2,5 millones de euros.

El jugador australiano, considerado durante mucho tiempo como uno de los más brillantes talentos jóvenes de golf, cree tener las claves que le han llevado a ascender con decisión al Olimpo de los grandes golfistas. No en vano, ya es el número 3 del mundo, por detrás de Rory McIlroy y Jordan Spieth. En declaraciones a la prensa en los prolegómenos del BMW Champioship, que comienza hoy, Day dijo que es todo pasa por una cuestión mental.

"Siempre pensé”, explicó, “que tenía las habilidades para jugar y ganar al más alto nivel y ser competitivo, pero mentalmente creo que la última pieza del rompecabezas era creer realmente. Es fácil de decir, sólo seguir adelante y creer en uno mismo... Pero ¿cómo creer en ti mismo cuando uno no sabe qué creer? Ésa fue la parte más difícil para mí".

Y continuó con sus reflexiones: "Veo a una persona rica y digo 'usted es rico’. Pero si no ellos no creen realmente que son ricos, entonces no se lo van a creer. Es fácil decir que tienes un gran swing y eres uno de los mejores jugadores, pero si realmente no te lo crees, nunca vas a serlo. Eso es de lo que estaba hablando, ésa es la última pieza del rompecabezas. Todos los que están aquí son buenos. Todos son buenos jugadores de golf. Todo el mundo puede ser grande. La cosa más grande que separa a los mejores jugadores del mundo de los buenos jugadores está arriba (en la cabeza)".