Además de la gloria que supone la victoria, en el golf profesional  de talla mundial hay mucho más en juego… sobre todo dinero. Esta semana se está disputando el US PGA Championship, que cumple cien ediciones y reparte en premios 10,5 millones de dólares, de los cuales 1,89 se los embolsará en ganador.
A pesar de que se trata sin duda de una cantidad muy considerable, esa cifra es pequeña comparada con las ganancias en patrocinios publicitarios de grandes marcas que obtienen algunos de los más destacados jugadores del mundo.
Así, según la revista Forbes, entre los cinco primeros en el ranking del dinero logrado el año pasado sumarían unas ganancias de casi 180 millones de dólares.
El primero en la lista es Tiger Woods, con 43,3 millones, correspondientes a 42 de patrocinadores (Nike, Bridgestone, Monster Energy…) y 1,3 a ganancias en torneos. Se calcula que el californiano ha ganado 1.500 millones de dólares desde que en 1996 se hizo profesional, y de esa cantidad menos del 10 por ciento proviene de dinero en premios.
El segundo en este ranking monetario de 2017 es Phil Mickelson, con 41,3 millones (37 de patrocinadores), a quien sigue Jordan Spieth, con 41,2 (30 de sponsors).

Entre los tres citados, suman más de 100 millones de ganancias anuales sólo en concepto de esponsorización publicitaria.

Después está el único no estadounidense del quinteto, el norirlandés Rory McIlroy, con 37,7 millones de dólares (34 de patrocinios) y el quinto de la lista es Justin Thomas, con 26 millones, de los cuales 5 son por esponsorizaciones y 26 por ganancias en torneos (sólo por su primer puesto en la FedExCup se embolsó 10 millones).