Es cuestión de tiempo, y parece que poco, que Jon Rahm se convierta en número uno del mundo. De momento, ya ocupa la segunda plaza del ranking tras su soberbia actuación en el WGC México Championship disputado en el Club Chapultepec, en México DF, donde acabó tercero.

Si Rahm hubiese ganado, que es lo que parecía que iba a ocurrir sobre todo con su espectacular comienzo el domingo (cuatro birdies en los cinco primeros hoyos), y Rory McIlroy hubiese acabado quinto, que es lo que hizo, el vizcaíno hubiese desposeído del trono mundial al norirlandés.

Pero la segunda vuelta del vasco no fue tan espectacular y, con dos birdies y dos bogeys, no pudo dar alcance al estadounidense Patrick Reed, que se alzó con el triunfo con un total de 18 bajo par, tres menos que Rahm. Bryson DeChambeau quedó segundo, a un golpe del ganador. 

Fue una pena que el de Barrika no repitiese una ronda tan memorable como la de la víspera, cuando firmó una tarjeta de -10, con nueve birdies, un solo bogey, y un eagle en el 17, un par 3 de 144 metros que embocó desde el tee con un wedge. Sus 61 golpes se convirtieron en la mejor vuelta de su carrera, de la historia del torneo y del campo de Chapultepec.