La explosiva eclosión de Jordan Spieth en el panorama mundial es un reflejo de que el golf norteamericano vuelve a recuperar las posiciones de privilegio en el concierto internacional que hasta hace pocos años, bajo la batuta del entonces imbatible Tiger Woods, dominaba con autoridad.

Spieth, el precoz jugador de Dallas, empezó a dar muestras de su valía en 2013 meses después de hacerse profesional. Le faltaban días para cumplir 20 años cuando estrenaba su palmarés de títulos profesionales con su triunfo en el John Deere Classic al superar en un triple play off a Zach Johson y David Hearn. En 2014 concitó la atención mundial cuando estuvo a punto de ganar (iba líder en el hoyo 8 el último día) el Masters de Augusta, en el que quedó segundo por detrás de Bubba Watson. Este año, tras su segundo triunfo en el PGA Tour (Valspar Championship), cumplía su sueño: enfundarse la chaqueta verde de Augusta.

En el primer torneo del Grand Slam, cinco de los diez primeros clasificados eran norteamericanos, y a esa altura de la temporada más de la mitad de los veinte primeros del ranking mundial, concretamente doce, eran de esa nacionalidad, con tres entre los cinco primeros. Entre esos veinte primeros, había cinco europeos.

Aunque tiene sus críticos al considerar que un periodo ‘rodante’ de dos años es demasiado largo (en ese tiempo se pueden producir bajas prolongadas por lesión u otros motivos o se puede tener una persistente mala racha durante el primer año rodante sin que se alteren demasiado las puntuaciones), el ranking mundial oficial es una herramienta importante para seguir la evolución de los jugadores.

Tomando como referencia los diez últimos años y los veinte primeros clasificados en el ranking mundial al término de cada temporada, se puede observar cómo a partir del 2012 se registra una mayor presencia de estadounidenses en esos puestos. Así, si en 2011 eran siete los norteamericanos en esos veinte puestos, en 2012 ya eran nueve, y en 2013 y 2014 esa cifra ascendía a diez. En la actualidad son una docena. El año que menos hubo fue 2007, con cinco, pero, eso sí, tres de ellos ocupando los tres primeros puestos del ranking. Comparando las clasificaciones de americanos y europeos en el ranking mundial, tras un toma y daca entre 2005 y 2011, con pequeñas diferencias entre ambos (de uno o dos jugadores entre los veinte primeros: 7-6, 6-8, 5-5, 7-6, 8-8 8-7, 9-7) y ligera ventaja europea en los dos últimos años, es a partir de 2012 cuando los norteamericanos empiezan a superar en número a los jugadores del Viejo Continente. Así ese año son nueve frente a ocho entre los veinte primeros, y en 2013 y 2014 son diez frente a siete. Esta temporada la diferencia ha aumentado notablemente, y el número de americanos es más que el doble que el de europeos en esas plazas: doce frente a cinco.

Ciñéndonos al top 10, el duelo EE.UU.-Europa está igualadísimo desde 2009, registrándose en cuatro años un empate entre jugadores de cada continente en esas diez primeras posiciones, mientras que en 2011 hubo un europeo más (4-3) y en 2013 dos americanos más (5-3). Hubo una temporada, la de 2009, en la que ambas potencias coparon el top 10, con cinco representantes cada una.

Si nos fijamos en el podio del ranking, o sea, en los tres primeros puestos, en 2010 se produce un claro cambio de tendencia del poderío americano, ya que desde 2005 esas privilegiadas plazas tenían un apabullante color estadounidense. Así, en 2006, 2007 y 2009 los norteamercanos ocuparon las tres primeras plazas, siempre con Tiger como número uno, y en 2005 y 2008, también con Woods al frente del ranking, fueron de esa nacionalidad dos de los tres primeros. A partir del 2010, coincidiendo con la retirada temporal por varios meses de Tiger a raíz de la salida a la luz pública de sus infidelidades conyugales, las tornas cambian claramente y serán los europeos quienes manden en el podio mundial. Ese año es el inglés Lee Westwood quien termina la temporada como número uno, seguido de Tiger y del alemán Martin Kaymer. En 2011, serán europeos los tres primeros, por este orden: el inglés Luke Donald, Westwood y el norirlandés Rory McIlroy. En 2012 Tiger vuelve a hacer de las suyas y sube hasta el tercer puesto, pero los europeos ocupan las otras dos plazas de honor, con McIlroy primero y Donald segundo. En 2013 Woods recupera el entorchado mundial mientras que el australiano Adam Scott termina el año ocupando la segunda plaza del ranking y Stenson la tercera. La temporada pasada McIlroy vuelve a concluir el año como número uno, con Stenson segundo y Scott tercero. Esta temporada McIlroy se mantiene en el número uno con una buena renta con respecto al segundo, Spieth, a quien aventaja en más de dos puntos, y Stenson es tercero, aunque le pisa los talones, a tres décimas, el estadounidense Bubba Watson.

Otro ranking que nos puede acercar a la realidad  y ver qué países o continentes dominan en el golf mundial es sin duda el del mejor circuito profesional del mundo, el PGA Tour. El panorama aquí para los europeos es más que deprimente esta temporada. A finales de abril, el primer jugador del Viejo Continente en la lista de ganancias del Circuito Americano era el ingés Paul Casey, ¡en el puesto decimoséptimo! Por delante tenía nada menos que a catorce estadounidenses, con nueve de ellos en las nueve primeras plazas, Spieth al frente. Entre los veinte primeros sólo había otro europeo: el sueco Henrik Stenson. Si echamos un vistazo a ese mismo ranking al término de la temporada 2014, hace unos pocos meses, el panorama era bien distinto. La clasificación la lideraba McIlroy, había otros dos europeos entre los diez primeros (Sergio García, quinto, y Martin Kaymer, décimo), y otro, Justin Rose, ocupaba la decimoquinta. Entre los veinte primeros se contabilizaban quince norteamericanos, los mismos que en abril de este año.

Si nos fijamos en las victorias en los grandes de los últimos años, observamos que desde 2010, sobre un total de veintiún torneos, los jugadores norteamericanos han cosechado ocho triunfos en el Grand Slam, mientras que lo europeos han ganado nueve (el resto, tres sudafricanos y un australiano). En 2010 y 2011 hubo cada año dos triunfos europeos por uno estadounidense, mientras que en 2012 y 2013 ocurrió justo lo contrario. En 2014 barrieron los europeos, con tres victorias frente a una americana, y esta temporada ha empezado con el color de las barras y estrellas de la bandera de Estados Unidos.