Enrique Canales Busquets, uno de los impulsores del desarrollo del golf en la Costa del Sol, ha fallecido a la edad de 82 años. Canales había dedicado casi medio siglo a este deporte tanto en su faceta de jugador, como en la de director (Los Naranjos y Santa Clara Marbella) o diseñador de campos de golf (Santa Clara Marbella, Santa Clara Granada y el onubense Islantilla Golf, este último en colaboración con Luis Recasens).

El pasado mes de julio el Patronato de Turismo Málaga-Costa del Sol rendía un homenaje al diseñador.

"Canales ha contribuido con su esfuerzo y con su sabiduría a que la Costa del Sol se haya convertido en el principal destino del Sur de Europa y ha tenido la capacidad para ser un perfecto embajador en nuestra tierra ante la llegada de personalidades de todo el mundo", manifestó durante el acto de reconocimiento el presidente de la Diputación Provincial y el Patronato de Turismo de la Costa del Sol, Elías Bendodo.

Uno de los hijos de Enrique Canales, Jose, ha seguido los pasos de su progenitor en el mundo del diseño de campos de golf y es el autor de recorridos españoles en Huelva, Almería, La Gomera y Navarra, además de otros en Turquía y Venezuela.

 

ENTREVISTA

Ésta es una entrevista con Enrique Canales publicada hace años en la revista Andalucía Golf / España Golf:

Es uno de los pioneros del golf costasoleño, un hombre que ha contribuido como pocos al desarrollo de este deporte y de esta ‘industria’ turística en esta zona de España.

Este bilbaíno afincado en la Costa del Sol desde su juventud empezó a jugar al golf en el Club de Campo de Málaga en 1961. “Había una gran ambiente de golf”, rememora Enrique Canales, uno de los pioneros del lanzamiento internacional del golf costasoleño. “Entonce el golf era golf por encima de todo, había hándicap local –estábamos federados pero los clubes llevaban su hándicap–, era un golf muy puro, muy tradicional... había un ambiente estupendo”. Enrique llegó a tener un hándicap bajo y ganó algunas competiciones “más o menos importantes”, recordando “con verdadera ilusión” la Copa Iberia, “la clásica por excelencia de Andalucía”, con más de 80 años de antigüedad, que ganó en varias ocasiones.“con el equipo que empezamos a menear la Costa”.

–¿Cómo empezó a jugar al golf?

–Al llegar del norte me di cuenta de que aquí no podía seguir como hasta entonces, con el fútbol, el esquí o la vela, porque venía prácticamente solo, y como quería seguir haciendo algo de deporte empecé con el golf.

–Y se unió con gente que luego tendría gran importancia en el mundo del golf en esta zona de España...

–El grupo que empezó a promover el golf en la Costa del Sol era muy reducido. Estaban Ángel de la Riva, actual presidente de la Federación Andaluza de Golf, un señor que falleció, Pascual Bejarano, que estuvo hasta última hora llevando un club de golf, su hermano Fernando, Juan José Gómez-Raggio, que es secretario general de la Federación Andaluza, Pedro Casado, que venía de la vela pero que había empezado a jugar desde muy joven, y Pepe Gancedo, que ya por aquel tiempo era el mejor jugador del país –me parece que había ganado cinco Campeonatos de España–. Era familia de Ángel de la Riva y jugaba con nosotros cuando estaba por aquí. Llegamos a tener un equipo de jugadores muy bueno, con hándicap por debajo de 5, que en aquellos tiempos era algo difícil porque, claro, la herramienta era otra, la bola era otra, los campos eran otros. Verdaderamente, éramos los únicos que jugábamos un golf de nivel en la Costa del Sol. Había un alcalde de Málaga, Ladrón de Guevara, que nos entendió, que nos preguntó cómo se podía enseñar el golf de la Costa, que por aquel entonces no era más que Guadalmina, Los Monteros y Sotogrande. Entonces iniciamos una competición, que ha tenido sus altibajos y que sigue viva y se llama el Internacional de la Costa del Sol, una competición por equipos de clubes que venían de toda Europa, y toda Europa nos visitó y supo lo que era la Costa del Sol. Empezamos el torneo con tres campos y llegamos a ocho, y en una de las ediciones tuvo que venir el ejército para poder comunicar los resultados de campo a campo. Nos lo mandaron de Madrid y montaron sus tiendas de campaña y aquello fue un espectáculo. Ganamos cuatro veces con el Club de Campo de Málaga. En nuestro equipo del Internacional Costa del Sol, jugó al final con nosotros una superclase, Catherine Lacoste, la única jugadora europea amateur que ha ganado un Open de profesionales en Estados Unidos. Esta mujer pasó a la historia, pero luego se quitó de en medio y se fue a su casa de Biarritz. Había venido a la Costa a pasar una semana, luego se quedó meses –vivió en mi casa–, y era la mejor jugadora que había en el mundo, porque era una amateur que ganó a las americanas profesionales. Y eso fue el comienzo real del golf de la Costa del Sol.

–Después se fue a vivir a Marbella...

–El Banco Bilbao tenía un proyecto en Marbella que se llamaba Aloha. Era un proyecto que estaba sin definir. El banco no tenía espíritu inmobiliario, pero una serie de consejeros un poco influenciados por mí, que ya estaba metido en el mundo del golf, tiró para adelante con el proyecto. Yo me puse al frente del proyecto cuando murió su diseñador, Javier Arana, para mí el mejor diseñador que ha tenido España con diferencia, aparte de que fue un súper jugador de golf. Cogí el campo sin acabar, lo terminé, formé mi equipo, y llevé todo para adelante.

–Ahí fue cuando ya convirtió una afición en una profesión...

–Exactamente. Empecé a salirme del golf como deporte y empecé a meterme en la parte profesional. He tenido una tendencia enorme a la maquinaria, que a mí me gusta mucho porque mis negocios son de coches. Empecé por la maquinaria y luego tengo una cosa que creo que es importante y que es mi facilidad para el dibujo –en plano, en perspectiva–, y soy capaz de ser un paisajista sin haber hecho la carrera de paisajista. ¿Por qué? Pues por años. Mi carrera es la más larga que hay en la Costa del Sol. Empecé jugando al golf y he acabado diseñando campos de golf, no uno sino muchos.

–Después de Aloha, ¿cuál fue su siguiente etapa profesional?

–Me fui a Los Naranjos con Herman Sauer, que me llamó y me dio más de lo que hubiese pensado, y todo con un único objetivo: hacer un restyling del campo, ponerlo en condiciones, porque estaba cerrado, abrirlo y venderlo. Y es lo que hice: abrí el campo y lo vendí. En ese tiempo hice La Dama de Noche, donde tenía una participación del 30 por ciento, y Herman Sauer el 70 restante. También hice La Siesta y empecé a meterle mano a Islantilla, que es un gran campo de golf. El mejor ranking de campos de golf europeos que he visto en mi vida –y me he estudiado muchos– es el que hizo la British Airways, e Islantilla estaba ahí entre los 50 mejores de Europa. Después estuve unos años inactivo en golf y más involucrado con mis negocios de Málaga, y luego empecé con Santa Clara. Me encontré con una propiedad fantástica, que depositó en mí toda la confianza del mundo, pero con una finca difícil, aunque en el mejor sitio de Marbella, y que había que darle calidad, porque si damos calidad no nos vamos a ir abajo nunca; el día que no tengamos calidad estaremos perdido. Creo que éste es el mejor mantenido en la Costa en este momento.

 

En la foto, Enrique Canales recibe del gerente del Patronato de Turismo de la Costa del Sol, Arturo Bernal, una placa de reconocimiento por su trayectoria en el mundo del golf.