Resulta paradójico –como muchas cosas que ocurren en esa inmensa nación– que el país que tiene el resort de golf más grande del mundo (Mission Hills Shenzhen, muy cerca de Hong Kong) sea también el que prohibe practicar ese deporte a sus 88 millones de funcionarios.

Pues es lo que ha decretado el todopoderoso Partido Comunista de  China (PCCh) con el objetivo de evitar “prácticas corruptas” de los  trabajadores del Estado, todos ellos miembros del citado partido.  A pesar de que el capitalismo se ha instalado de forma contun dente en el gigante asiático, sus autoridades se han empeñado en hacer gestos que no hagan olvidar a sus conciudadanos la en teoría esencia comunista del país. Hay que buscar ‘enemigos del pueblo’, y uno de ellos ha resultado ser el golf, ese deporte ‘burgués’ que al parecer tanto daño hace a los buenos marxistas.

Desde que llegó al poder en 2013, el presidente del país y secretario general del Comité Central del PCCh, Xi Jinping, lidera una contundente campaña por la pulcritud y ejemplaridad de los trabajadores públicos. Decenas de ellos han sido investigados o encarcelados por incumplir alguno de los criterios, a los que ahora se suman algunos más.

El Gobierno está molesto por repetidas noticias sobre sobornos o el alto nivel de vida de burócratas, en el que se incluyen grandes banquetes, con el consiguiente enfado ciudadano. Xi Jinping quiere que estas personas sean o parezcan ser moralmente intachables y con hábitos modestos.

Los funcionarios chinos no sólo no podrán jugar al golf sino que tampoco podrán sucumbir a la gula. El PCCh incluye estas dos acciones en el catálogo de prácticas corruptas de los trabajadores del Estado, al igual que ha endurecido las sanciones contra las “relaciones sexuales impropias”.

El reglamento nuevo indica que los comunistas tienen prohibido "obtener, guardar o usar tarjetas de membresía para gimnasios, clubes, clubes de golf y varios otros tipos de tarjetas de consumo, o entrar a clubes privados".

 

Amonestación o expulsión

Si son descubiertos, los integrantes del PCC pueden recibir una amonestación o ser expulsados, dependiendo de la severidad de la violación. Las nuevas reglas no explican por qué se prohibió la entrada a los clubes de golf, pero esos establecimientos son frecuentemente vistos por el público chino como lugares donde van funcionarios a pactar acuerdos turbios.

En septiembre, los medios locales informaron de que al menos 60 empleados de empresas oficiales fueron castigados por usar fondos públicos para jugar al golf.

Y a comienzos del mes, un vicealcalde en la provincia suroriental de Fujian fue destituido por pertenecer a un club de golf y practicar ese deporte en horas laborables.

 

Campos prohibidos

La ofensiva contra el golf viene de atrás, ya que las autoridades chinas prohibieron en 2004 la construcción de nuevos campos de golf. Sin embargo, esa prohibición no ha sido respetada y los medios oficiales aseguran que el número de campos de golf en China se ha triplicado, aumentando desde entonces en alrededor de 400, totalizando en la actualidad en torno a 600. Sólo en las afueras de Pekín hay 70 instalaciones deportivas de este tipo.

Muchas autoridades locales han promovido el desarrollo de campos de golf como una atracción turística. Los ambientalistas advierten que esas instalaciones han dañado ecosistemas.

En marzo pasado, las autoridades chinas clausuraron 66 campos construidos de manera ilegal, supuestamente de manera tan ilegal como los otros trescientos y pico realizados también con la prohibición gubernamental vigente desde 2004, justo cuando se cumplía el vigésimo aniversario del primer campo de golf chino, abierto en 1984.

Según Dan Washburn, autor del libro "El juego prohibido: el golf y el sueño chino", algunos altos responsables no han renunciado al golf, pero juegan bajo nombres ficticios.

Los funcionarios chinos deberán de tener también mucho cuidado si están casados y no son fieles. Y es que el PCCh también ha modificado el texto de una claúsula anterior que prohibía el adulterio y las amantes.

Ahora señala que los integrantes del movimiento tienen prohibidas las "relaciones sexuales inapropiadas con otras personas que pueden tener malas repercusiones".

El endurecimiento de las reglas frente al comportamiento de los trabajadores del estado ha tenido un impacto en el mercado de los bienes de lujo en diversas partes del mundo.

A comienzos de año se informó de que durante el primer trimestre de 2015 los ingresos de los casinos en Macao, la antigua colonia portuguesa convertida en capital asiática del juego, habían caído en 37% frente al mismo periodo un año antes.

La editora del Sur de Asia de la BBC, Jill McGivering, dijo entonces que el Partido Comunista chino siempre ha prohibido las apuestas, pero hasta antes de la reciente campaña anticorrupción muchos funcionarios iban de todos modos a los casinos de Macao a apostar, y muchas veces gastaban lo que ganaban ahí en bienes de lujo.

Xi Jinping ha advertido que habrá malestar social si no se afronta el problema de corrupción y percepción de privilegio dentro del Partido Comunista.