En El Paraíso (el nombre le cuadra a la perfección) se ha venido apostando en los últimos años por la mejora continua del campo y de las instalaciones. El resultado es que nos encontramos con uno de los campos con mejor relación calidad precio de la Costa del Sol.
En El Paraíso (el nombre le cuadra a la perfección) se ha venido apostando en los últimos años por la mejora continua del campo y de las instalaciones. El resultado es que nos encontramos con uno de los campos con mejor relación calidad precio de la Costa del Sol.
El diseño y la localización (a 7 minutos de Puerto Banús y entre los campos de Atalaya y Villa Padierna) son magníficos, con lo que el valor del producto se realza con la calidad y el servicio.
Esto lo ha visto claramente el director, David Ramos, quien desde hace más de una década, en unión con los directivos del club, ha implementado un programa de mejoras de calado y del que sólo cabe felicitarles por el acierto en la línea emprendida.
Las mejoras son evidentes en cuanto a definición, calidad de la superficie de juego y presentación. Se ve la gran labor del head greenkeeper, José Luis González. Esta labor se verá recompensada, con toda seguridad, cuando en el próximo año se celebre el 50 aniversario de un gran campo diseñado por el ‘Caballero Negro’ Gary Player, uno de los más grandes jugadores de todos los tiempos y un carácter formidable que sigue influyendo en generaciones de jugadores. El club está preparando el ‘Rincón de Gary Player’ donde se le dará cumplido reconocimiento a esta gran figura.
Se ha sabido conjugar un club de socios, con una más que intensa actividad deportiva y social, con un campo que recibe visitantes con precios muy razonables y que podrán recomendar la experiencia a otros sin temor a equivocarse.
Al llegar al club nos encontramos con un amplio aparcamiento, del que una parte está reservada a socios. El aparcamiento está pegado al cortijo andaluz en el que se ubica la casa club.
Este es un campo clásico, en el sentido de que se puede jugar perfectamente andando y que las distancias del green jugado al siguiente tee son muy reducidas. Salvo tiros desafortunados que puedan llevar la bola al agua o (aún más difícil en este campo) a un fuera de límites, se juega la misma bola de principio a fin del recorrido. Es un campo noble que no penaliza injustamente.
El tee del 1 y del 10 están en las inmediaciones de la casa club. Junto al tee del 1 hay un amplio putting green y un par de puestos con redes para soltar músculos y calentar antes de la salida.
El campo de prácticas está algo más alejado de la casa club, concretamente al fondo del green del hoyo 1, con lo que hay que caminar unos 400 metros para llegar a él. Se agradece la alternativa de la alfombra y la red para aquellos que solo quieren pegar unas pocas bolas para soltarse.
La tienda ha sido recientemente remodelada. El cambio ha sido espectacular. Gestiona el proshop la firma Golfriends, que ya tiene en la misma carretera general, antes de desviarse hacia El Paraíso, una de las tiendas mejor surtidas de la Costa del Sol, en especial de ‘material duro’. La variedad y calidad son óptimas.
Todas las opciones para el jugador están disponibles en cuanto a si prefiere usar un buggy, un carrito eléctrico o un carrito manual.
El restaurante es otro de los puntos fuertes del club que hace que la experiencia sea positiva. Tener al frente a Miguel Ramos es una garantía. Su experiencia tratando a jugadores de golf (ha llevado con maestría los restaurantes de Miraflores, Santana y Santa Clara) está reflejada en el enfoque al jugador. Preparan desde desayunos (incluyendo un completo desayuno inglés) hasta comida para llevar, y tiene para después de la vuelta una carta muy buena complementada con una más que aceptable bodega.
En cuanto al juego, este magnífico diseño de Gary Player hace que se tengan que jugar todos los palos de la bolsa. Todos los hoyos son únicos y reconocibles, y la secuencia y variación son perfectas, como la que nos encontramos en la segunda vuelta, en los hoyos 12 y 13, siendo ambos pares 4, en el primero un pegador podría arriesgar con el agua a la derecha del green e intentar llegar con el driver, mientras que en 13 es necesario pegar hasta una madera para entrar de 2.
Los tees de salida están seleccionados por números, no por colores, de manera que todos los jugadores pueden escoger un juego de tees de salida en función de su pegada o de su hándicap, encontrando diversión todos, independientemente de su nivel.
Se puede jugar perfectamente a pie, si bien hay dos hoyos en subida, el 2 y el 15, ambos dirigidos al hotel que preside el campo. El 2 es un dogleg a la derecha en el que hay que evitar las palmeras que esperan un tiro que pretenda acortar el camino. El 15 es un par 5 en el que el birdie se debe buscar con el approach, ya que es muy difícil entrar de 2 golpes en green. Ambos hoyos están catalogados como los más difíciles del campo: el 2 es hándicap 2 y el 15 es hándicap 1. Sin duda se agradecerá el punto extra con el que contará la inmensa mayoría de jugadores.
La primera vuelta empieza con un corto pero técnico par 4 y termina con un largo y terriblemente exigente par 4, en el que el arroyo antes de green impone respeto.
El rincón del 6 y el 7, pares 5 y 3 respectivamente, es uno de los más atractivos del campo.
La segunda vuelta da muchas opciones de birdie, y el final es memorable, con un hoyo 16 par 5 en cuesta abajo que invita a atacar para birdie, un par 3 largo 17 y un espectacular par 4 hoyo 18 con dogleg a la derecha y un green en alto desde el que vemos la remodelada terraza de la casa club que nos llama a disfrutar de un fantástico hoyo 19.
El campo se disfruta mucho por su ausencia de monotonía y las muchas opciones de hacer buen resultado. Es de los campos que se quiere repetir siempre que se pueda.