
Estamos ya inmersos en la época que hasta hace muy poco se consideraba temporada baja de golf. Desaparecían los extranjeros y los jugadores nacionales no conseguían ocupar el espacio que dejaban.Estos, además, estaban acostumbrados a «correspondencias», descuentos impresionantes y otras bicocas que hacían bajar la facturación de los clubes a los niveles más bajos del año.
Con el tiempo la temporada alta se fue alargando y la baja dejó poco a poco de serlo tanto y se fue acortando. Vivimos momentos de incertidumbres y no sabemos si este próximo verano va a volver a ser como antes, más bien tirando a mal, o se va a mantener la tónica de los últimos tiempos en los que los meses de estío no han sido un desastre tan grande. El mercado nacional está de capa caída, ya lo sabemos, pero no hay que caer en el pesimismo anticipadamente.
Si se aplican políticas inteligentes de promoción y los «ajustes» necesarios, los resultados pueden ser mejor de lo esperado. Todos, o casi todos, parecen estar en el secreto de los que hay que hacer para lograr el éxito en momentos complicados: buena relación calidad/precio, servicio y servicio, detalles que»enganchen», etc.,etc… Pues apliquemos, al menos, la receta y que no se pueda decir que no lo intentamos todo.
La próxima temporada va a ser mucho mejor, sin duda, y el mercado inglés, si se concreta alguna iniciativa importante en proceso de desarrollo, volverá a ser el que era.
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