
Eduardo García Palacios
La vida se ensaña con nosotros desde que nacemos, ese instante en que, paradójicamente, empezamos a morir. Siempre, ¡ay!, nos depara el mismo fatal destino. Este turbulento mar existencial que nos mece se acaba de llevar hacia sus insondables profundidades a una de las personas que más ha hecho por la promoción de Andalucía, y también de España, como destino turístico de golf.
Jaime Ortiz Patiño se nos ha ido, despacio, en silencio, como sin querer molestar, humildemente…. como en el fondo era él, a pesar de su inmensa talla en el panorama internacional del golf, donde se codeaba y era muy apreciado por las figuras más deslumbrantes de este deporte, tanto jugadores como los más importantes mandatarios del golf mundial.
Conseguir la Ryder Cup para Valderrama no fue una casualidad, sino el resultado de una titánica tarea y de unas acciones muy profesionales llevadas a cabo por don Jaime y sus colaboradores, entre los que, humildemente, se encontraba esta empresa.
Para recoger tan espléndida cosecha en 1997, había sembrado antes unas semillas excepcionales. Primero preparó el terreno de cultivo, cuando adquirió el campo de Las Aves y lo mejoró –mano a mano con su famoso diseñador, el norteamericano Robert Trent Jones– hasta convertirlo en el Valderrama de fama mundial.
Luego, una vez que don Jaime estimó que el campo estaba a la altura de sus expectativas, que obviamente eran muchas, empezó a mover los poderosos hilos que tejían sus fabulosas relaciones sociales y, junto con otro gran y también humilde hombre, Mel Pyatt, gestó el que se convertiría durante muchos años en el mejor torneo de golf profesional de España y uno de los más brillantes del Circuito Europeo. El Volvo Masters, of course.
Los mejores jugadores del mundo se enfrentaron, con más o menos fortuna, con el retador campo gaditano, que durante aquellos gloriosos días de otoño afilaba como nunca sus garras… con la inestimable ayuda, por supuesto, de don Jaime.
Aún recuerdo con qué ilusión y entrega vivía cada torneo el alma mater de Valderrama. Era Patiño el primero en levantarse para ir al campo, antes del alba, a comprobar que todo estuviera en perfecto estado de revista, ¡y ay de aquél irresponsable que no hubiese hecho bien su trabajo! Con el stimpmeter en mano se encargaba en persona de medir la velocidad de los greenes…
Era Valderrama su vida, su gran pasión… A pesar del enorme éxito alcanzado por el Volvo Masters, que se convirtió en la sabrosa guinda que coronaba cada temporada el Circuito Europeo y que a menudo decidía quién se coronaría como número uno del Tour, don Jaime tenía un sueño que no le dejaba conciliar el ídem.
Quería que la Ryder Cup, que nunca se había disputado fuera de las Islas Británicas, se jugase en tan histórica ocasión continental en su adorado Valderrama.
Y, ¡cómo no!, lo consiguió. A duras penas podía contener la emoción aquel septiembre de 1997 durante la brillante ceremonia de apertura de la Ryder Cup, a la que no faltaron, entre otras personalidades de talla mundial, los Reyes de España. Millones de aficionados al golf tenían puestos sus ojos en Valderrama. Y el espectáculo de la competición estuvo, con Seve capitaneando a los europeos, a la tremenda altura del acontecimiento. Don Jaime había atraído hacia España, y hacia Andalucía especialmente, los focos mediáticos del golf mundial.
Y como no tenía bastante, tras la Ryder Cup, hizo otro espléndido regalo a su país 26 Andalucía Golf / España Golf La humildad de un gran hombre de adopción al traer, por primera vez a España, los Campeonatos del Mundo American Express. Aún recuerdo el cabreo de Tiger Woods en el 17 cuando su bola rodaba desde el entonces muy puñetero green hacia el agua, y también el enorme duelo que el entonces número uno del mundo mantuvo por el triunfo con Miguel Ángel Jiménez en a primera de las dos ediciones del torneo que se disputaron en Valderrama. Tras las dos citas mundiales de los AMEx, retornaría a su casa el Volvo Masters, después una mudanza de varios años a Montecastillo.
Gracias a la iniciativa y empuje de Jaime Ortiz-Patiño, España se convirtió en el epicentro del golf mundial.
Su muerte nos deja a toda la familia del golf un poco huérfana. Se nos ha ido una figura irreparable, probablemente la persona que más ha hecho por la promoción mundial del golf español.
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