Tiempo de Heroínas

Azahara

Ha sido la primera vez que parecía que estábamos muertas y enterradas y que hemos vuelto a la vida y ganado”. La veterana e incombustible Laura Davies describía a la perfección el desenlace de una de las más brillantes –para las europeas, claro– Solheim Cups de la historia. “Las otras veces no se ha ganado fácilmente, pero en ésta nos quedaban tres partidos en el campo y necesitábamos puntuar en los tres. Normalmente, las norteamericanas están en esa situación, se recuperan y ganan. Así que ha sido sin duda nuestra victoria más emocionante. Hemos ganado cuatro veces el torneo, pero ésta supera a todas la demás”. Y Davies hablaba con conocimiento de causa, ya que la jugadora inglesa, de 48 años, con 81 triunfos internacionales, incluidos cuatro grandes, y que fue la primera europea en ganarse el honor de ser la número uno del ranking mundial, ha disputado todas las ediciones de la Solheim Cup, doce, desde 1990.

Europa volvía a saborear las mieles del triunfo en la Solheim Cup desde 2003 (17,5 – 10,5 en Suecia) al imponerse por un ajustado 15-13 a sus rivales estadounidenses en un épico duelo librado en las verdes y muy húmedas calles de Killen Castle, en County Meath, Irlanda. La primera de las cuatro victorias europeas en el torneo tuvo como escenario el escocés Loch Lomond Golf Club en el año 2000 (14,5 – 11,5), y la segunda acaeció en el campo del Dalmahoy Hotel Golf and Country Club, en Edimburgo, Escocia, en 1992 (11,5 – 6,5: había menos puntos en juego en aquella época).

En esta ocasión, tras haber superado las dos primeras jornadas de foursomes y fourballs con un resultado de empate a 8 puntos (las europeas sumaron 4,5 el viernes y 3,5 el sábado, y las americanas, justo al revés), llegaron los temibles y esperados singles, donde, como siempre, se dirime el torneo bienal.

La capitana de la escuadra europea, Alison Nicholas, supo jugar muy bien sus cartas y confió para los postreros partidos en la joven malagueña. Azahara era una de las cuatro jugadoras no clasificadas automáticamente por los rankins que Nicholas había elegido para formar parte del equipo. Y la joven malagueña no defraudó esa confianza, sino que se convirtió además en la heroína europea con su decisiva victoria ante Angela Stanford. El resultado del duelo intercontinental dependía de los últimos tres partidos y todos ellos se resolvieron a favor de las chicas de Nicholas, para desesperación de la capitana rival, Rosie Jones, y sus jugadoras. Azahara anotó el punto decisivo en el partido final al superar por un hoyo a Stanford.

En el penúltimo partido, la sueca Caroline Hedwall, que iba dos abajo con dos hoyos por jugar contra Ryann O’Toole, ganó los dos últimos para arañar un medio punto vital. El drama y la esperanza habían comenzado media hora antes cuando la noruega Suzann Pettersen se recuperó de uno abajo con tres por jugar y luego vencía a la mediática Michelle Wie por un hoyo. La número dos del ranking mundial cosechó dos birdies en los últimos tres hoyos, embocando desde un mínimo de 2,5 metros. Pettersen ganaba por primera vez en unos individuales.

Era una delicia ver la alegría que exhibía el equipo del Viejo Continente y toda la hinchada que sufrió y disfrutó como nunca de un espectáculo repleto de emoción. Y con esas chicas tan llenas de ilusión estaba el espíritu de Seve, el gran capitán del golf europeo. Un póster suyo, colocado por Alison Nicholas, estaba en la pared de sus vestuarios. “Seve es una inspiración para todas nosotras”, dijo la capitana tras consumarse la victoria. “Lo que él hizo por este deporte y su pasión y carisma es un ejemplo para todos”, añadió. Recordó Alison que Seve mandó un mensaje para el equipo el año pasado y dijo que “yo crecí viendo a Seve y me inspiré en él, al igual que la mayoría del equipo, aunque algunas son un poco más jóvenes”.

Alison se mostró confiada en que este épico triunfo sirva para impulsar el por ahora alicaído Circuito Europeo Femenino (LET Tour). “Se ha demostrado que tenemos un gran plantel de jugadoras de calidad en Europa”, indicó.

La cuestión es que ha sido una fabulosa experiencia del golf femenino europeo y que nuestra única representante en el torneo ha jugado un papel crucial. Supo Azahara atemperar sus nervios y, con su crucial birdie en el 17, llevó de nuevo a la gloria a Europa. Aún más meritorio es el triunfo del Viejo Continente si tenemos en cuenta la posición de nuestras golfistas en el ranking mundial, donde únicamente Suzann Pettersen se ha hecho un hueco entre las diez primeras, plazas de honor copadas por asiáticas y estadounidenses.

Es una pena que el Circuito Europeo Femenino no goce de buena salud en lo que a patrocinadores se refiere. Los inversores han plegado alas y han dejado más bien escuálido a este Tour, que lleva haciendo aguas, en la parte económica, desde hace unos cuantos años. Y es una pena porque el golf femenino es tan espectacular como su homólogo masculino, y se merecería un trato mejor.

Buena parte de la ‘culpa’ de esta situación la tienen los medios de comunicación, especialmente las televisiones, que apenas dedican unas migajas de su tiempo –si es que dedican algo– a retransmisiones de torneos femeninos. Y no digamos nada si nos ceñimos a España. Los programadores de televisión, está claro, buscan buenos niveles de audiencia –el famoso share– que atraigan a los anunciantes, pero deberían de tener en cuenta que el golf cuenta en nuestro país con más de 300.000 federados y de unos cuantos miles más que lo practican sin afiliación federativa.

 

Eduardo García Palacios

 

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