Podría haber sido el gran momento de Sergio García emulando la victoria que consiguió Seve la única vez que el torneo había terminado en lunes, pero no pudo ser. Al final, el Open Británico tuvo color americano gracias a la sensacional actuación de Zach Johnson, que superó a Louis Oosthuizen y Marc Leishman en el desempate por la jarra de clarete.

 Johnson, que se enroló en el playoff gracias a un certero putt de diez metros en el 18, entregó un  66(-6), la mejor vuelta del día, para poner el listón en 15 bajo par cuando aún quedaban seis partidos por el campo.

Leisman firmaba 40 minutos más tarde otro 66 para empatar en la casa club. El australiano, autor de un impecable 64(-8) el domingo, ha igualado el récord a 36 hoyos de la historia de los grandes.

Por detrás llegaba Oosthuizen, el último ganador del Open Británico en St Andrews, a falta de dos hoyos. El sudafricano salvó un par crucial en el 17 y terminó con birdie desde metro y medio en el 18 para meterse en el desempate a cuatro hoyos (1, 2, 17 y 18).

Johnson y Oosthuizen hicieron birdie en el 1 mientras Leishman hacía tres pats desde lejos. Johnson volvió a hacer birdie en el 2 y se puso por delante.

Los tres hicieron bogey en el 17. En el 18 Johnson hizo par, Oosthuizen falló el birdie desde 1,80 m y Johnson se adjudicó su segundo grande ocho años después de su victoria en Augusta.

Al recibir la jarra de clarete declaró: «Me siento emocionado y muy honrado de ser el campeón de este año. No sé jugar mejor. El viernes y el sábado aguanté bien, he sabido esperar a que llegaran las oportunidades y las he aprovechado. Hoy se ha cumplido uno de mis sueños y he alcanzado un gran objetivo».

Johnson empezó la última vuelta tres golpes por detrás de los líderes: Oosthuizen, Jason Day y el amateur irlandés Paul Dunne. Empezó con cinco birdies en los 9 primeros para un parcial de 31.

En el partido siguiente, Adam Scott igualó este resultado y los dos hicieron birde en el 10, pero el ataque de Scott se deshizo en los 9 segundos y su paisano Leishman tomó la iniciativa.

Leishman hizo también 31 por los 9 primeros y siguió con birdies en el 10 y el 12 para ponerse dos por delante cuando Johnson hizo bogey en el 17, después de escurrirse al pegar el segundo golpe bajo un aguacero. 

Pero Johnson metió un pat largo para birdie en el 18 mientras Leishman hacía bogey en el 16. Terminaron empatados en -15.

Por su parte, Jordan Spieth persiguió su sueño del Gran Slam hasta el último hoyo.

Empezó con tres pares en los seis primeros, pero cuatro pats en el 8 (la sacó de green con el primero) le costaron un doble bogey. Reaccionó en el acto con birdies en el 9 y el 10 y se puso a un golpe de los líderes.

En el 16 metió otro birdie desde 15 metros para ponerse empatado en cabeza.

Johnson, qué se preparaba en el campo de prácticas para el posible desempate, oyó el rugido del público y comprobó en su teléfono lo que había ocurrido.

Spieth falló el segundo golpe del 17 y no pudo salvar el par. Necesitaba un birdie en el último para entrar en el desempate

En el 18 mandó el drive a la izquierda, cerca de las tribunas del 1, y tuvo que quitarse del segundo golpe por el ruido de los espectadores haciendo fotos.

Volvió a empezar su rutina y pegó un golpe aparentemente bueno, pero la bola retrocedió fuera de green y terminó en el Valle del Pecado.

Hace 20 años Costantino Rocca metió el birdie desde ese mismo sitio para salir a desempatar con John Daly, pero Spieth no pudo repetir la hazaña del italiano.

Sergio García, que llegó a estar a dos golpes de los líderes, terminó sexto empatado en -11 después de una vuelta final de 70 con cinco birdies hasta el 10 y tres bogeys a partir del 12. Así valoraba la jornada: «Empecé muy bien, pero sabía que las condiciones por los 9 segundos iban a estar muy difíciles. Si me hubiera salido todo sí que había posibilidades, el problema es que después del 10 iba -5 en el día y todavía seguía dos o tres golpes por detrás. Me doy cuenta de que por detrás de mí vienen enchufadísimos, estoy muy lejos, y los hoyos que vienen no son hoyos de birdie ni mucho menos”.

«Es cierto que podríamos haber acabado uno o dos golpes mejor, 13 bajo par, pero no me voy descontento porque creo que ha sido una buena semana. Probablemente hoy haya sido de los días que mejor le he pegado, con lo difícil que estaba, pero un par de errores aquí y allí me han costado».

En cuanto al público que, una vez más, se volcó con él, Sergio comentó: «Les estaré eternamente agradecido por el cariño que me tienen y no voy a dejar de darles las gracias en cada British Open que juegue».

Rafa Cabrera-Bello, con 71 golpes finales, terminó en el puesto 40 con -5.