Se le reconoce al momento por su indiscutible seña de identidad: un sencillo gorro de llamativos colores. A sus 38 años, Peter Gustafsson se retira temporalmente de la alta competición para dedicarse al marketing de un portal web de golf y viajes. Eso sí, tiene pensado volver a sentir la adrenalina de los torneos y se fija además una meta al alcance de muy pocos profesionales: el mejor circuito del mundo, el de Estados Unidos, of course, el PGA Tour.

Aunque queda lejos su brillante temporada de 2005, en la que debutó en el Circuito Europeo, logró dos segundos puestos y a punto estuvo de ser nombrado Novato del Año, lo cierto es que Gustafsson, natural de Orust, cree que puede recuperar el buen juego de aquellos tiempos y que su nombre vuelva a sonar con fuerza en el siempre competitivo mundo del golf.

Peter reside en Marbella, en la zona de Nueva Andalucía, donde está el Valle del Golf, con campos tan emblemáticos como Aloha, Los Naranjos o Las Brisas, escenario de dos Copas del Mundo, la primera de ellas, en 1973, ganada por Jack Nicklaus y Johnnie Miller frente a Gary Player y Jugh Baiocchi.

–¿Cuando vino por primera vez a la Costa del Sol?

–Vine en 1997 con dos amigos para entrenar y nos quedamos en Estepona. Nos hicimos socios por una temporada en La Cañada cuando solo tenía nueve hoyos. En el 99 me fui a estudiar a Texas, Estados Unidos, pero estuve poco tiempo, y en 2000 volví a España. Aquí podía entrenar en invierno y además me gustaba mucho España. Me eché una novia y seguimos en Estepona hasta 2004, cuando decidí establecerme aquí de forma definitiva. Ese año gané en San Roque Club la Escuela de Clasificación del Tour Europeo, y en 2005, en ese mismo campo, perdí el Open de España en playoff contra Peter Hanson, y aquí sigo. Cuando regreso de viaje y llego al aeropuerto de Málaga, siento que vuelvo a casa. Cuando voy a Suecia es otra sensación.

–¿Qué es lo que más le gusta de la Costa del Sol?

–El tiempo, su multiculturalidad, el ambiente, la tranquilidad, se pueden hacer muchas cosas pero la vida es relajada… es un lugar muy bueno para vivir. Llevo casi veinte años aquí y nunca he visto una pelea, mientras que en Suecia, si sales de bares, te las encuentras cada fin de semana.

–¿Los suecos se adaptan en general bien a este tipo de vida o hay mucho contraste con su país?

–Tienen una vida muy buena aquí, pero creo que muchos extranjeros no se adaptan bien porque no intentan aprender el idioma, la cultura, la forma de vida, que es más tranquila aquí en el sur que en otros sitios de España como Madrid o Barcelona. Muchos extranjeros piensan que las cosas tienen que ser como en Suecia o Alemania.

–¿Qué opina de los campos de golf costasoleños?

–Hay unos campos muy, muy buenos. Aquí por ejemplo en Nueva Andalucía tienes Las Brisas, Aloha o Los Naranjos, pero hay muchas otras zonas, como Sotogrande por ejemplo, con Valderrama, La Reserva, Sotogrande… Finca Cortesín también es otro gran campo. Y otro muy bueno es el Parador de Málaga, donde no había jugado desde hacía diecinueve años y creo que es uno de los mejores diseños en la Costa del Sol.

–Empezó muy bien su carrera en el Circuito Europeo, con dos segundos puestos (Open de España y European Masters) en su primera temporada, pero luego las cosas se torcieron y no consiguió buenos resultados. ¿Qué ha ocurrido desde entonces hasta hoy?

–En el 99 empecé a jugar como profesional en Suecia en el Tour Nórdico, pero en el 2001 tuve problemas con el nervio ciático y me vi obligado a dejar de jugar durante un tiempo. En 2002 empecé de nuevo a jugar, y a hacerlo bien, pero en 2003 y 2004 no entré por muy poco en el Tour Europeo por sólo una plaza a través del Challenge Tour. Fue una historia curiosa: mi amigo sueco Mattias Eliasson iba ganando el torneo con dos golpes de ventaja a falta de un hoyo por jugar, hizo doble bogey y luego pierdo en el playoff. Yo iba decimotercero en el ranking y tenía plaza (los quince primeros la lograban), pero al perder él el playoff yo quedé decimosexto y sin tarjeta.

–Aparte de en el Tour Europeo, también ha jugado en otros circuitos...

–En el Tour Europeo jugué del 2005 a 2007 y después más o menos la mitad de 2008, y desde 2009 hasta el año pasado he jugado algunos torneos. También jugué  en el el Tour Asiático y en el Nationwide Tour (Estados Unidos) y gané en el Tour de las Américas en 2009 para tener un poco de dinero para jugar en Estados Unidos.

–¿Cuáles son sus planes profesionales a corto plazo?

–Estoy trabajando con Golfbookingnow.com organizando las ventas y el marketing porque, siguiendo en el golf, me apetece hacer otras cosas, algo aparte de la competición, y además creo que necesito un tiempo para recuperar la motivación en mi juego porque he jugado malísimamente en los dos últimos años. Por eso además quiero tener algo alternativo al golf. Muchos jugadores se olvidan de tener una salida de trabajo, otro plan, por si el golf falla, y yo la verdad es que no quiero dar clases en un club o algo así, quiero seguir unido al golf, utilizar todos mis contactos, pero no como jugador. Quiero ayudar a los jóvenes, hay un montón de jugadores muy buenos pero no tienen quién les dirija de forma adecuada, alguien con la experiencia de la competición.

–Entonces, ¿ve difícil volver a la competición de alto nivel?

–Ahora voy a dejarlo por un tiempo, pero seguro que voy a intentar volver; no sé cuándo, pero seguro, porque mi sueño es jugar en Estados Unidos. Tengo 38 años y tiempo por delante.

–Si es difícil obtener la tarjeta para jugar el Tour Europeo, mucho más será lograr una plaza para el de Estados Unidos…

–Es difícil pero no imposible. No hay tanta diferencia entre uno y otro. Si ves el ranking mundial ahora, tenemos un montón de europeos, con McIlroy de número uno y García en los primeros puestos.

–¿Podemos dar ya a Tiger por enterrado, deportivamente hablando?

–Creo que ha perdido su magia. Él tenía algo especial, pero ahora los jugadores ya no le respetan como antes. La era de Tiger ha sido increíble, pero creo que se ha terminado y me parece que no va a jugar mucho más.

–Los gorros de colores llamativos han sido siempre su seña de identidad. ¿Por qué empezó a usarlos?

–Antes de jugar el Challenge Tour estuve una semana en Dallas entrenando y como hacía mucho calor fui a una tienda y me compré un gorro de colores. Jugué con él cuatro meses y como estaba sucio me compré otros, y luego, cuando estaba jugando ya en el Tour Europeo, intenté cambiar pero la gente no me reconocía sin el gorro. Estaba en el Open de Gales y un chico del público me dijo: ”¿Dónde está tu gorro?”, y entonces me di cuenta de que tendría que seguir con el gorro puesto hasta que me muera.