La de Holiday Golf es una historia de éxito, y ese éxito es la historia de Stefan Tjellander, un emprendedor que hace cinco lustros decidió dejar su fría Suecia natal y estrenar una nueva vida profesional y personal en la cálida España.

Amante de todo tipo de deporte, pero localmente enamorado del golf, Stefan tuvo una gran visión de futuro cuando cambió su vida organizada y con un empleo estable por una vida de guía turístico en Gran Canaria, Mallorca y la Costa del Sol, y empezó a trabajar en una pequeña empresa de distribución mayorista de golf que había creado su compatriota Ingmar Werner, que tenía también un hotel junto al Real Club de Golf de Las Palmas. Era Holiday Golf.

Claro que no se parecía en nada a lo que es hoy. Había sido creada en 1991 y Stefan se incorporó en 1995, cuando la empresa tenía un solo trabajador en la oficina a media jornada y un par de comerciales. En la actualidad Holiday Golf supera la veintena de empleados, cuenta con 1.500 metros de modernas instalaciones en Marbella (oficinas, almacén y showroom), distribuye sus productos en varios países y tiene delegaciones e instalaciones  en Madrid, Barcelona y Lisboa.

Stefan, buen conocedor del mundo del golf por su afición a este deporte y sus trabajos como guía turístico de grupos de golfistas, intuyó las grandes posibilidades de crecimiento que podría tener la empresa, tomó la riendas comerciales y se instaló en Marbella, epicentro de la Costa del Golf. Desde ahí empezó a expandir el negocio por toda España y Portugal, ejerciendo su labor comercial a bordo de un vetusto Ford Fiesta sin aire acondicionado.

Comenzó a utilizar como almacén su garaje y hasta su propia casa (“mi mujer no estaba muy contenta cuando le llenaba el salón de cajas”) en la urbanización Los Arqueros, junto al campo diseñado por Seve, cuyo restaurante de la casa club le servía también de oficina improvisada para preparar papeles antes de salir a recorrer toda España con su utilitario cargado de mercancía hasta los topes.

“Yo vi las posibilidades que había y quería hacerlo bien”, rememora Stefan. “Luego montamos la primera oficina en San Pedro Alcántara (Marbella)”, prosigue, “y vi más posibilidades de negocio porque la gente quería más cosas, ropa, zapatos…, y empecé a contactar con nuevos proveedores. Llevaba al mismo tiempo las ventas, los contactos con proveedores, la oficina, el almacén… Fuimos creciendo y nos mudamos a otro lugar de San Pedro para tener más espacio”.

Las necesidades de instalaciones aumentaron y en 2005 la empresa adquiría una gran nave en un moderno polígono industrial en Nueva Andalucía, junto al Valle del Golf de Marbella. La empresa continuaba creciendo, y hace un par de años duplicaba sus instalaciones comprando la nave contigua.

En 2010 Stefan, que poseía entonces el 49 por ciento de la empresa, y un empresario sueco compraron a Ingmar Werner el restante 51 por ciento de Holiday Golf, y hace un año Stefan adquiría todas las acciones y se convertía en el único propietario de la compañía.

–¿Qué es Holiday Golf en la actualidad?, ¿cuáles son sus líneas de negocio?

–Fundamentalmente es una empresa distribuidora de productos de golf para tiendas de golf, y de merchandising de golf para empresas. Ahora estamos cubriendo España y Portugal, y también estamos trabajando en Italia, Marruecos, Bulgaria y Turquía. Y por supuesto en Andorra y Gibraltar.

Tenemos también el producto de piel, que nació hace dieciocho años, y hemos hecho líneas enteras para Glennmuir, Osborne, Tío Pepe, Valle Romano... Con el producto de piel nació la posibilidad de hacer nuestra propia marca, Ofelia T, que es el nombre y la inicial del apellido de mi hija. Estamos trabajando con esta marca en quince países con distribuidores que venden también a muchas empresas en otros países. En Suiza por ejemplo hemos hecho ahora varios pedidos importantes a grandes empresas.

–Otra faceta de Holiday Golf es la de asesoramiento, diseño y montaje de tiendas de golf…

–Sí, gracias a nuestra dilatada experiencia en el sector tenemos unos conocimientos que queremos trasladar a nuestros clientes para que optimicen al máximo sus negocios. Hay muchas cosas que se pueden mejorar en las tiendas, y nosotros les ayudamos a hacerlo. Por ejemplo, poner el mostrador al fondo, mejorar la exposición de productos, tapar escaparates para aumentar la superficie de exposición interior, tener bien ordenados los productos… A diferencia de cualquier tienda en la calle de una ciudad, que necesita captar la atención de los viandantes para que entren, la mayoría de las tiendas de los campos de golf no necesitan escaparates porque los clientes están ya en el lugar y saben que ahí está la tienda de golf. También asesoramos en técnicas de ventas. Y el resultado se nota mucho. Cada cliente al que le reformamos la tienda ve aumentadas las ventas un cien por cien o más en muy poco tiempo. Y ahora además estamos trabajando para poder hacer autoreposición mediante programas informáticos, de forma que se automatizan muchas tareas y el cliente gana tiempo para otras cosas.

–¿Qué proyectos tiene su empresa a corto plazo?

–Hemos incorporado bastantes marcas últimamente y ahora nos estamos centrando en su consolidación. No estamos buscando especialmente ninguna firma concreta, y quizá lo único que nos puede faltar es una marca potente de material duro, de palos. Además de la expansión y renovación de nuestras instalaciones que estamos ahora terminando –almacén, oficinas y showroom–, también nos estamos volcando en el sistema de organización, para facilitar el trabajo en todas las áreas de la empresa, para lo cual es muy importante la informatización de procesos, que facilitará los pedidos a nuestros clientes, a las tiendas de golf, y mejorará sus rendimientos.

–¿Qué marcas de las que suministra Holiday Golf están teniendo más éxito?

–De las últimas que hemos incorporado, destaca Oakley: estamos comprobando que es una marca muy deseada, en gafas más que otra cosa –en ropa entra en 2017–, Callaway es un acierto muy grande en ropa, y Cutter & Buck tiene también una acogida muy, muy buena. Y está por supuesto Ecco, que sigue su éxito imparable porque es un producto de calidad excepcional, y una vez que lo pruebas es muy difícil que cambies de marca.

–Holiday Golf es, afortunadamente, una empresa atípica en el sentido de que incluso en época de crisis ha registrado un gran crecimiento, con incrementos anuales de ventas en el entorno del 25 por ciento. ¿Cuál es la clave de este éxito empresarial?

–Yo creo realmente que mucho trabajo, una gran dedicación. Yo dejé Suecia hace 25 años con un sueldo de 2.300 euros, tenía ocho semanas de vacaciones y viajaba mucho, y me vine a España a trabajar por 300 euros al mes porque lo que me gustaba era el contacto con la gente (confiesa que también había “una chica guapa” en Mallorca que contribuyó a ello) y el clima. Muchos de los que nos íbamos de Suecia empezábamos como guías turísticos, y te pagaban muy poco al ser muchos los que queríamos trabajar en eso. Yo nunca he trabajado por dinero, sino porque me gusta hacer un trabajo en el que el cliente quede satisfecho con el servicio que le doy. La clave del éxito es trabajar para el cliente, que el cliente esté satisfecho. Casi nunca hemos fallado en una entrega, hacemos todo para ayudar al cliente, y creo que al final la gente se da cuenta de esto y confía en nosotros.

–¿Qué papel juega el personal de la empresa en el éxito de Holiday Golf?

–Todo el mundo que trabaja aquí tiene algo en común, y es que quieren hacer un buen trabajo. Y la energía de poder trabajar bien, en buena armonía, es lo que siempre he traído de Suecia y quiero que todo el mundo lo sienta. Y que todo el mundo coja responsabilidad. La verdad es que he tenido mucha suerte con el personal.