Nunca le había ocurrido nada igual, y es muy probable que jamás tenga que pasar por una situación similar. El número uno del mundo, Jordan Spieth, se vio obligado a jugar una ronda en la que únicamente tendría que pegar un solitario golpe, o dos como mucho. Y es que, cuando estaba a punto de concluir su participación en el Open de Singapur, los árbitros decidieron suspender el juego por una repentina tormenta con gran aparato eléctrico que amenazaba la integridad de los jugadores.

La bola de Spieth estaba en el green a un metro y medio del hoyo. Como no amainaba la tormenta, hubo que posponer la culminación de la ronda al día siguiente, hoy lunes. Spieth era en ese momento segundo, a dos golpes del líder, el surcoreano Song Young Han, que estaba en el green del hoyo 16 a punto de pegar un put de cuatro metros para salvar el par. Así las cosas esta mañana se ha reanudado el juego y aunque Spieth ha embocado birdie finalmente se ha impuesto por un golpe el asiático, de 24 años, 204 en el ranking mundial, enrolado en el Circuito Asiático.

Ha sido su primera victoria profesional. No ha resultado nada raro que le haya pedido a Spieth que se hiciese un selfie con él. Como buen profesional que es, el norteamericano ha posado sonriente para el móvil de Song. La procesión iba por dentro.