Quién le iba a decir a aquel entonces mocoso que un día sería tan famoso como el personaje que le miraba desde un gran poster pegado en la pared de su habitación. El mozalbete era Tiger Woods y el caballero de la pared, Jack Nicklaus.

 

El pequeño Eldrick, verdadero nombre de Woods, veía cada noche el historial de triunfos de su ídolo y soñaba con llegar a emularlo algún día. Los 18 majors del maestro llegaron a convertirse, con el paso del tiempo, en una obsesión para el californiano. ”Siempre ha sido mi objetivo superar a Jack”, ha reconocido varias veces Woods. Y parecía que la meta estaba al alcance de su mano... hasta que en el otoño de 2009 su vida y su juego experimentaron un cambio radical.

No es sencillo establecer una comparación más o menos justa en el plano deportivo entre Nicklaus y Woods, ya que son tres décadas y media las que les separan en su cronología vital, y en ese tiempo el golf ha cambiado mucho en algunos aspectos, como el equipamiento (palos y bolas) y la preparación física e incluso mental. Sin embargo, la esencia de la competición, que no es otra cosa que el talento de los jugadores, permanece. A favor de Nicklaus cabría apuntar que en su época se tuvo que batir el cobre contra auténticos fueras de serie de todos los tiempos, como Gary Player, Arnold Palmer o Tom Watson, por citar sólo algunos ejemplos (el primero ganó nueve majors, y los otros dos se anotaron ocho cada uno).

Analizando los registros de ambas estrellas del golf, vemos que con la edad que tiene ahora Tiger (36), Nicklaus había conseguido 14 de sus 18 grandes, el primero de ellos cuando tenía 22 años (Tiger sumaba 6 majors a esa edad: 2 con 20 años y 4 con 21). Los 4 restantes los sumaría el Oso Dorado en un periodo de una década, cuando  tenía 38,  40 (ganó 2) y 46 años. En total, Nicklaus consiguió sus 18 grandes en el transcurso de 25 años, mientras que Woods ha acumulado sus 14 triunfos en un plazo de 12 años. Según estas cifras, a Tiger le quedan 10 años para intentar igualar o superar a su héroe de juventud. Claro que hay que tener en cuenta el hecho de que sólo un golfista en los últimos 58 años ha ganado cinco majors después de haber cumplido los 35, y ése es Nicklaus.

Antes de hacerse profesionales, Tiger ganó tres veces, consecutivas, el U.S. Amateur, mientras que Jack se anotó dos. Ambos se adjudicaron sendas victorias en el NCAA Championship, mientras que Woods se coronó como el mejor en tres ediciones del U.S. Junior Amateur.

El número de victorias en los grandes tanto para uno como para el otro podrían haberse visto aumentadas notablemente si llegan a tener un poco de suerte en la última ronda, ya que en ambos casos terminaron unas cuantas veces segundos. Nicklaus se lleva la palma en este sentido, ya que terminó segundo nada menos que en 19 majors, mientras que Tiger se quedó un puesto por detrás del campeón en 6 ocasiones. El Oso Dorado sucumbió por ejemplo ante Arnold Palmer dos veces, ante Lee Treviño cuatro y ante Tom Watson otras cuatro. Tampoco pudo resistir la embestida de Seve Ballesteros, que le ganó por tres golpes en el Open Británico de 1979. Los nombres de los rivales de Tiger, la verdad, no tienen en este apartado (Cabrera, Beem, Yang...) las resonancias míticas de las figuras que ganaron a Nicklaus en las citas del Grand Slam.

A la hora de comparar el número de victorias de ambos en el Circuito Americano, vemos que están prácticamente igualados (73 a 72 a favor del de Ohio), por lo que, si las cosas no se le tuercen aún más a Tiger, el californiano pasará a su ídolo muy pronto en este ranking. El Oso Dorado podría haber superado fácilmente el centenar de triunfos en el PGA Tour si hubiera tenido un poco más de suerte, ya que quedó segundo nada menos que en 58 torneos y acabó tercero en 38 ocasiones.

Tras analizar las cifras, queda en el aire la pregunta de quién es el mejor golfista de todos los tiempos. Está claro que si Tiger hubiese seguido en la misma línea de logros deportivos que inició en 1997 y se vio interrumpida en 2009, el californiano habría superado hace tiempo los registros de victorias del Oso Dorado en el PGA Tour y es posible que también en lo que respecta a majors.

Ha llovido mucho desde que en 1997, el serio chico de Cypress sorprendió al mundo al ganar el prestigioso Masters en el Augusta National Golf Club de manera incontestable: con sólo 21 años de edad, convirtiéndose en la persona más joven en ganar un major, con la mayor diferencia de golpes (12) y el marcador más bajo (-18).

A partir de entonces, el de Cypress dio un recital de golf como nunca antes se había visto, demostrando una superioridad en el terreno de juego que le hizo totalmente merecedor del apodo El Extraterrestre. Su juego no era, ciertamente, de este mundo. Batió todos los records, tanto en estadísticas relativas al juego como en ganancias, encadenaba victorias como si nada, hasta seis seguidas en una temporada, se hacía el dueño y señor del Grand Slam... Todo lo convertia en oro. Durante una década, no hubo nadie que le hiciera sombra en el mundo, y su reinado en el ranking planetario se convirtió en indefinido.

Todo iba perfecto, e incluso en el año en que estalló el escándalo, en 2009, sus ganancias en el Circuito Americano podrían haber supuesto un record en su carrera si hubiese empezado la temporada un poco antes o si hubiera participado en uno o dos torneos más, ya que se quedó a unos 360.000 euros de lo que ganó en su año más rentable: 2007, cuando se embolsó 10.867.05 dólares. Los 10.508.163 que obtuvo en 2009 en premios en el PGA Tour elevaban sus ganancias en ese circuito, al que se incorporó como profesional en 1996, a un total de 92.862.539 dólares, apenas una décima parte de lo que supuestamente ha ganado hasta ahora sumando sus ingresos por publicidad y otros conceptos. En total, unos mil millones de dólares, que convierten a Tiger en el deportista mejor pagado de la historia. También, para su desdicha, el que probablemente ha pagado el divorcio más caro (se cotilleaba que podría haber alcanzado los 300 millones de dólares).

Sin embargo, en 2010, tras su retorno a la competición, Tiger vivía la peor racha de su carrera y acababa el año sin un sólo triunfo. Era sin duda un año de cambios para Woods, que reaparecía en la competición en abril, en el Masters, cinco meses después de que hubiese estallado el escándalo de sus infidelidades. En agosto se consumaba su divorcio con la modelo Elin Nordegren,  y sus resultados en el terreno de juego no acababan de ser los de antaño. Eso sí, al menos seguía de número uno del mundo gracias a que su compatriota Phil Mickelson no apretaba demasiado el acelerador.

El 42º puesto de Tiger en el PGA Tour 2010, con 1.294.765 dólares ganados, era la peor posición de su carrera. Sólo el año de su debut (1996) ganó menos dinero en el Tour (790.594 dólares), pero incluso entonces terminó en mejor lugar (24º). Las cifras de 2010 contrastaban con su primera plaza de 2009 y los 10,5 millones ingresados esa temporada, en la que cosechó siete victorias (incluida la de la Presidents Cup con su equipo) y dos segundos puestos de categoría (en el US PGA Championship y en The Tour Championship). Acabó primero en el ranking de ganancias, con 10,5 millones de dólares. Ese año jugó doce torneos, pero sólo acabó dos en el top-10 (cuarto en ambos): el Masters y el US Open. Hubo dos que no terminó: uno por culpa del corte y el otro por su retirada el último día.

La de 2011 fue una temporada igualmente aciaga para el de Cypress, aunque en los estertores del año, en diciembre, vivió por fin una alegría. Dejó de ser el número uno del mundo, sólo logró un top 10, no pasó  el corte en un torneo, abandonó otro y terminó en el puesto 132 del ranking del PGA Tour, con unas ganancias de 660.000 dólares (el torneo que ganó, el Chevron World Challenge en California, no era evento oficial del Tour). Y llevaba ya dos años sin anotarse ningún titulo del Grand Slam: el 14º y de momento último lo conquistó en el US Open de 2008.

Su triunfo en el Chevron se producía dos años después de su última victoria, que se remontaba a finales de 2009. Woods, que llevaba 26 torneos sin saborear la victoria desde su crisis personal y los cambios que hizo en su swing, superó por un impacto a su compatriota Zach Johnson, campeón del Másters de Augusta de 2007.

 

No se coforma con segundos puestos

El estallido de su ajetreada vida privada dio al traste con una carrera deportiva que, de momento, no vuelve a sus antiguos derroteros. De todos modos, el Tigre no arroja la  toalla, ni mucho menos, y hace unas semanas, en Palm Beach, aseguraba  que quiere seguir compitiendo al máximo nivel y que lo hace para ganar. No se conformará con los segundos puestos y su máxima meta es romper el record de Nicklaus de 18 majors ganados.

“Va a ser una tarea de una carrera entera, y eso lo supe desde que comencé a jugar. Tuve la enorme fortuna de ganar mi primer major en el 1997 y me ha llevado 16 años llegar a este punto”, comentó Woods.

“No fue de la noche a la mañana que Jack consiguió los 18, así que me tomará un tiempo. Nadie en la historia de este deporte ha sido mejor que Jack para ponerse en posición de ganar un major. Si tienes 37 Top-2 (como él), lo has hecho bien”, finalizó.

Por cierto, ¿qué piensa Nicklaus de las posibilidades de Tiger de batir su récord de majors ganados? El Oso Dorado no se anduvo por las ramas en unas declaraciones que realizó hace un año: “"Sigo pensando que va a romper mi récord. Me sorprende que no se haya recuperado todavía. Tiene una gran ética de trabajo y una gran determinación a la hora de hacer lo que se propone”.

 

LAS CREDENCIALES DE NICKLAUS

Si hay un jugador carismático en la historia del golf moderno, alguien que pueda ser considerado casi sin discusión como el más grande, ése es sin duda Jack Nicklaus. El Oso Dorado, que nació hace 72 años, ha protagonizado una de las más fantásticas carreras deportivas de todos los tiempos. En su haber figuran 18 grandes y 73 victorias en el PGA Tour, el Circuito Norteamericano, donde mantuvo su indiscutible reinado durante muchos años en las décadas de los 60, 70 e incluso 80.

La carrera deportiva de Nicklaus, que lo ha sido todo en el mundo del golf, no tiene parangón. Empezó a jugar al golf cuando era niño y ganó su primer gran torneo, el Open de Ohio, cuando tenía sólo 16 años. Su siguiente gran triunfo fue el Campeonato Amateur de Estados Unidos, en 1959. Dos años más tarde revalidó este título y se impuso en el campeonato de la National Collegiate Athletic Association (NCAA).

Desde 1959 hasta 1961, año en que ingresó en el circuito profesional de su país, ganó todos los torneos en los que participó excepto uno.

En 1962, Nicklaus se adjudicó el Open de Estados Unidos tras derrotar a su compatriota Arnold Palmer, otra leyenda de este deporte. A lo largo de su dilatada y exitosa trayectoria profesional consiguió un increíble palmarés, que incluye seis ediciones del Masters (1963, 1965, 1966, 1972, 1975 y 1986), cinco de US PGA (1963, 1971, 1973, 1975, 1980), cuatro del Open de Estados Unidos (1962, 1967, 1972, 1980), tres del Open Británico (1966, 1970, 1978) y una del Campeonato del Mundo Match Play (1970). Fue nombrado mejor jugador de PGA Tour en cinco ocasiones (1967, 1972, 1973, 1975, 1976) y le fue concedido el premio como mejor jugador de golf del siglo XX en 1988.

El Oso Dorado ingresó en el Champions Tour, el circuito sénior norteamericano, en 1990 y, en esta categoría, ganó dos Open de Estados Unidos (1991 y 1993) y dos PGA (1991 y 1996).

Woods, otra figura ’extraterrestre’, es el único que puede llegar a igualar las plusmarcas deportivas de Nicklaus. El Tigre y el Oso, dos espléndidas bestias que han escrito, y aún lo hacen, la historia del golf.